MIGUEL DE LA MADRID HURTADO
Yo tuve la oportunidad de saludarlo en tres ocasiones, la primera en junio de 1986, en la inauguración de la entonces XEB CO, de la que fui parte del staff pionero, luego en 1997, al lado del Alcalde de Colima Arturo Velasco Villa, de quien era colaborador, en la inauguración del auditorio municipal que honra su nombre y, finalmente en 2000, en el Archivo Municipal de Colima, cuando un servidor fungía como Cronista adjunto, apoyando al Cronista oficial, el maestro Ricardo Guzmán Nava. En las tres ocasiones el encuentro me fue grato.
Ayer, a través de Twitt me enteré del lamentable fallecimiento de él, del colimense más encumbrado de la historia política de nuestro País. Un óleo en el salón de plenos del Congreso del Estado de Colima, un Auditorio en la capital colimota y una librería que llevan su nombre, entre otras, perpetúan el perenne reconocimiento de los colimenses a su alta investidura como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos de 1982 a 1988.
Tataranieto de Mariano de la Madrid, bisnieto del liberal Miguel de la Madrid Guerrero, integrante de la primera legislatura del Estado de Colima; nieto del último gobernador porfirista, Enrique O. de la Madrid e hijo de Miguel de la Madrid Castro, aquel joven y prestigiado abogado que asesinado a sangre fría por Salvador Ochoa Álvarez “El Charro Negro”, lo dejó en la orfandad con menos de dos años de edad, lo que obligó a su Madre, Alicia Hurtado Oldenbourg, a emigrar a la ciudad de México con sus dos pequeños, él, Miguel y Alicia, la menor, para allá, con los ahorros, mantenerse junto a sus hijos con una casa de asistencia que acondicionó y que le permitió sacarlos adelante, sobre todo a Miguel que gracias a su sobresaliente inteligencia prácticamente se sostuvo su brillante carrera con becas, incluida la Maestría que cursó en la Universidad de Harvard.
Debemos reconocer que De la Madrid llegó al poder en una de las épocas más difíciles del país, mucho debido a su antecesor José López Portillo, quien había nacionalizado la banca tres meses antes, gracias a los dos sexenios de populismo y dispendios, que dieron como resulta una inflación que subió a un promedio de 100% cada año, un creciente empleo informal del 20% entre 1983 y 1985 y caídas drásticas en producción, sobre todo en industrias gubernamentales y un erróneo crecimiento del PIB que había disminuido drásticamente el poder adquisitivo.
Ante tal situación De la Madrid, estableció a nivel constitucional un sistema de planeación e inició la apertura económica, la desregulación y descentralización así como la privatización de empresas estatales. Durante su administración, el número de paraestatales se redujo de 1155 a 413. Ante la severa crisis económica (en la que el peso alcanzó una devaluación del 3,100%) estableció los “Pactos”, mediante los cuales el gobierno subsidiaba parte de precios de los productos básicos y los productores y distribuidores se comprometían a no aumentarlos.
En 1985, luego de la victoria del PRI en las elecciones al Congreso, el terremoto de 8.1º Richter sacudió a la ciudad de México y al vaso que derramó la gota de un sistema desgastado. La tragedia humana, más las complicadas cuentas públicas que no acababa aún de resarcir, ocasionaron que sus detractores le escamotearan los indiscutibles logros de su administración. Descanse en paz, este muy destacado colimense. Le sobreviven su esposa Paloma Cordero y sus hijos Margarita, Miguel, Enrique, Federico y Gerardo. Esta columna, además de www.colimapm.com, también la publican: www.afmedios.com, www.colimanoticias.com, www.ecosdelacosta.com.mx, www.editorialsenda.com, www.elbuenvecino.com.mx, www.eleccionescolima.com y www.quadratin.com.
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