El presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Roberto Chapula de la Mora, dio a conocer que en Colima hay muchos procesos –jurídicos- que rebasan el término constitucional, “que habla hasta de ocho meses cuando la pena que les imponen de resultar culpables del delito que les imputan rebasan los dos años de prisión”.
Señaló que hay veces que se rebasan porque la defensa pide la ampliación del término para ofrecer pruebas y acreditar la verdad histórica de los hechos, que es el objetivo el proceso, “pero a veces se abandonan los procesos lo que genera incertidumbre entre los detenidos”.
Chapula de la Mora dijo que estuvieron en Colima cuatro visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos: “luego de esta visita se acreditó que el control de los centros penitenciarios de Colima lo tienen las autoridades, descartándose que al interior hubiera autogobiernos y estamos verificando que se cumpla con los parámetros importantes, por ejemplo la atención médica que se administre oportunamente, que no falte el agua, que haya comunicación con el exterior, que haya la garantía en la defensa adecuada, que se brinden oportunidades educativas, pero principalmente que se observe la reglamentación correspondiente”.
Asimismo dijo que están pendientes de que al interior de los reclusorios haya las medidas de higiene y la alimentación suficiente.
Refirió que “hace días hubo una inconformidad de 411 internos del CERESO de Colima que elaboraron el escrito correspondiente que en la comida les estaban dando únicamente siete tortillas y que no había calidad, lo que motivó y obligó que fueran de inmediato al Centro penitenciario, se hizo una revisión para constatar que la comida fuera de calidad”.
Al respecto comentó que el servicio se concesionó a un particular, a una empresa, para que preste el servicio de alimentación, “pero sí hicimos la recomendación verbal que les dieran de comer bien, para que no haya conflictos y más que se han estado registrando problemas graves en otros penales del país”.
Roberto Chapula descartó que la comida se les venda a los internos y recordó que “anteriormente la comida la hacían los mismos internos en las cocinas del CERESO y era comida buena, había comida suficiente no había protestas, y ahora a raíz de que cambiaron y lo concesionaron a una empresa, hubo inconformidades porque solo les daban siete tortillas, pero parece que ya se les aumentó a diez”.
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