
EMILIO LOZOYA, ¿SE ACABÓ EL SHOW?
POR: César Barrera Vázquez
La prisión preventiva decretada contra Emilio Lozoya marca el final del espectáculo mediático que montó el presidente para acusar de corrupción y sobornos a sus principales adversarios políticos, como Ricardo Anaya, Carlos Salinas, Calderón, entre otros más que el ex director de Pemex acusaba.
Lozoya está donde debió haber estado desde un principio, sino hubiera sido por la intervención del presidente, quien a través de la Fiscalía General de la República le dio el criterio de oportunidad y así se convirtió en el principal testigo protegido.
Se pensaba que Lozoya aportaría pruebas contundentes que llevarían a la prisión a 19 políticos y periodistas, todos, coincidentemente, férreos críticos del presidente y a quienes López Obrador califica como sus adversarios.
Tras el escándalo de pato chino, donde Lozoya se vio disfrutando de los placeres y privilegios de seguir su proceso en libertad – derecho al cual se le ha negado anticonstitucionalmente a Rosario Robles, también adversaria del presidente--, el testigo privilegiado pasó de ser una pieza clave contra el combate a la corrupción a una muestra patente de la impunidad en el régimen de López Obrador.
Lozoya ya lleva más de un año en calidad de testigo protegido y, hasta el momento, sus pruebas no son más que palabras. Por eso el juez lo emplazó para que presentara pruebas contundentes que sustentaran sus acusaciones y, como aliciente, lo dejó encerrado, con la venia, claro del presidente y la fiscalía –¿se habrán dado cuenta de que les vendió humo?--.
Las investigaciones paralelas donde es testigo clave Lozoya, en Estados Unidos ya concluyeron y determinaron que se trataron de sobornos para obtener licitaciones y contratos a paraestatales (en el caso de México fue Pemex) o empresas que favorecieran a Odebrecht.
Esa lana se la dieron directamente a Emilio Lozoya, según declaraciones del mismo ex director de Odebrecht, Luis Alberto de Meneses Weyll, quien desmintió las declaraciones que el ex director de Pemex le ofrecía a AMLO a cambio de un trato preferencial.
Lo que obra en las investigaciones ya concluidas sobre este tema, tanto en Estados Unidos como en Brasil, es que Weyll le entregó 10.5 millones de dólares a Lozoya entre el 2012 y 2014, fueron para que se beneficiara a Odebrecht con contratos de Pemex, licitaciones y obras. Ese mimo esquema lo replicó el brasileño en otras partes del mundo.
Por lo tanto, el dinero que le dieron a Lozoya no fue para impulsar la campaña de Peña Nieto ---quien siempre estuvo en primer lugar en las encuestas y ganó con un amplio margen—ni tampoco para sobornar a legisladores del PAN y el PRI para que aprobaran la reforma energética –lo anterior tendría sentido si se sobornara a los que se oponían, no a los que estaban a favor--.
Si no aporta las pruebas contundentes que desde hace un año le vende al presidente, con la promesa de vengarse de sus adversarios políticos, es probable que el odio de López Obrador se vuelque al ex director de Pemex y se quede, ahora sí, en la cárcel hasta cumplir su condena.
Recordemos, en ese sentido, que es un criminal confeso. Seguramente, también, intentará llegar a un acuerdo para la reparación del daño, como sucedió con el dueño de Altos Hornos de México. Decida o no el presidente esta opción, Lozoya tiene el dinero de sobra para esto y más.
DOS PUNTOS
En estado crítico se encuentran los camiones recolectores de basura de la capital, esto debido a la falta de mantenimiento y abandono que se les tuvo durante el último tramo del gobierno de Leoncio Morán. Margarita Moreno, la presidenta municipal, adelantó que se está trabajando de manera extraordinaria para resolver esta problemática, lo cual es prioritario, porque la basura acumulada puede devenir en un problema de salud pública. Ya está actuando al respecto, pero tiene que encontrar una solución de fondo.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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