
CAMBIO DE GÉNERO EN ADOLESCENTES DE 12 AÑOS
POR: Blanca F. Góngora
El pasado mes de agosto el Gobierno de la Ciudad de México dio a conocer un decreto que permite a las y los adolescentes de 12 años en adelante modificar la identidad de género en su acta de nacimiento mediante un proceso administrativo, de igual manera como lo acaba de hacer el estado de Oaxaca y como seguramente se irá concretando en muchas otras entidades del país. En el caso de Oaxaca, si el padre, madre o persona que tenga la guarda o custodia del menor se niega a autorizar dicho proceso, el menor podrá acudir a la Procuraduría Estatal de Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de su entidad para exigir el cumplimiento de este derecho.
Este es un tema no solo jurídico y administrativo (como pareciera se quiere ver); es un tema de mayor profundidad que implica no solo el cambio en un papel (acta de nacimiento) sino que debe ser acompañado por la garantía de otros derechos a las personas que desean o deciden cambiar de género y más tratándose de menores de edad. Implica otros procesos de amplio espectro para que se garantice el respeto, la integridad, la integración, la parte afectiva, psicológica, emocional, espiritual, educativa y otras, no solo de quien va a cambiar de género, también de sus familiares cercanos y hasta de sus compañeros de escuela.
De pronto me da la sensación de que aventamos leyes como aventar confeti, me da la sensación de que por querer estar “a la vanguardia” copiamos lo que vemos por encimita en otros países sin conocer a fondo que en esos otros países existe toda una estructura interna poco vista por los de afuera pero que dan garantía y sustento a, por ejemplo, estas grandes cuestiones de reconocimiento y autoconocimiento del ser. Y es que como decía en párrafos anteriores, no es solo cambiar un acta de nacimiento pues los que deciden cambiar de género o simplemente los que en su interior empiezan a reconocerse de manera diferente deben tener acceso (mínimamente y de manera gratuita) a información a manos llenas en todas las instituciones existentes (escuelas, centros de salud, centros de desarrollo familiar, etc.), talleres, grupos de conversación, recursos en línea e impresos generados por organismos autorizados y conocedores a plenitud del tema, consulta y apoyo por parte de profesionales en el área: psicólogos, terapeutas, etcétera. El personal que labora en las escuelas debe ser capacitado y se deben agregar en cada escuela especialistas para el apoyo, asesoría, acompañamiento y guía adecuada; el currículo escolar incluso debe también ser modificado para que se incluyan los temas de diversidad de género y LGBTQI+ porque es importante ir formando a las nuevas generaciones en estas temáticas que se siguen rigiendo por el desconocimiento, el estigma, las falsas ideas y los malos entendidos. Yo espero que, si ya se están haciendo estas modificaciones en “papel”, los que las aprueban, no olviden que ahí no termina su labor porque, como sabemos, para nadar mínimamente se necesita agua y no precisamente en un vaso.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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