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BITÁCORA REPORTERIL

Administrador Colimapm | Opinión | 08/09/2021

EL ORIGEN DE LA TRAGEDIA

POR: César Barrera Vázquez

En estos momentos, casi todo Colima tiene una mala opinión del gobierno de José Ignacio Peralta, cuyo adeudo con la burocracia, el magisterio, la Universidad de Colima y la policía estatal pone en riesgo la operatividad de estos sectores tan importantes para la sociedad.

Más que apoyar o insultar a Nacho, con adjetivos catárticos, analicemos qué sucedió y tratemos de entender por qué llegamos a esta situación para, de esa forma, prevenir que vuelva a suceder en el futuro.

Preguntémonos, primero, ¿la crisis financiera es porque Nacho se robó el dinero? Si fuera por raterías, entiendo, la crisis hubiera estado desde el primer año de su gobierno. Pero la evidencia nos dice que no, porque se pagaba puntualmente a los trabajadores –no había manifestaciones—y los indicadores financieros eran buenos, tanto los que evalúa hacienda del gobierno federal y las agencias calificadoras de riesgo.

No le encuentro mucha lógica, en ese sentido, que si Nacho fuera ladrón no robara los casi seis años de su gobierno y, sólo hasta el final, manifestara sus pasiones cleptómanas. Por consiguiente, esta crisis no es producto de un saqueo, como tanto han explotado los enemigos políticos del gobierno peraltista. Lo anterior está bueno como propaganda y para sacar raja política, pero no es la realidad.

Basados en hechos objetivos, podemos inferir, y delimitar el análisis, a este último año de su gobierno, cuando estamos padeciendo todos estos efectos adversos. Consecuentemente, analicemos lo que ha sucedido en este último año para entender por qué estamos en este adverso y caótico escenario.

Recordemos que la economía mexicana estaba en recesión cuando inició la pandemia, lo cual agravó la crisis financiera a nivel nacional, afectando a todos los gobiernos estatales. Porque, aritméticamente, es irrebatible el dato en la disminución de las participaciones federales y de los ingresos estatales; es incontrovertible que la economía mexicana cayó como nunca en su historia y que los efectos, invariablemente, los estamos sufriendo todos. 

Entender esto, sin tintes políticos ni argumentos erísticos, nos permitirá comprender lo que está pasando y tratar de encontrar una solución. O, por lo menos, que el próximo gobierno encuentre una solución de fondo.

Quedamos, pues, que juicios estimativos como la honestidad quedan excluidos de las causas de estas crisis. Porque si fuera por robos y saqueos, el presidente no hubiera adelantado participaciones al gobierno de Nacho. ¿Imaginan a AMLO dándole dinero a un corrupto y sobre todo a un corrupto neoliberal, amigo de corruptos como Peña y Videgaray? Imposible.

Así, inferimos que la crisis se da en un momento sin parangón, cuando la economía cayó históricamente y los ingresos del estado, tanto federales como locales, disminuyeron significativamente. Ahora bien, ¿por qué si la crisis fue tan dura, los ayuntamientos del estado no están en las mismas condiciones y tampoco el gobierno federal u otros estados?

Partamos de contextos. Claramente, el ayuntamiento de Colima no tiene las mismas responsabilidades, en términos financieros, que el gobierno estatal, lo mismo aplica en el caso de Nuevo León o la Ciudad de México: cada región responde a la crisis conforme sus particularidades económicas y capacidades financieras. Y esto no es excusa, sino contextualizar.

Ahora bien, el origen de la debacle del gobierno de Ignacio Peralta se debió a que cumplió con la ley de disciplina financiera. Es una ironía terrible, porque el cumplir con esa norma, que se hace con fines de salud financiera, produjo la insolvencia del gobierno peraltista.

Y es que el gobierno de Peralta tuvo que pagar más de mil millones de pesos en pasivos de corto plazo. Ese dinero pudo ayudarle al gobernador a pagar los salarios hasta cumplir su mandato, pero hubiera generado, ahí sí, no una transitoria fase de insolvencia, sino una crisis a las finanzas del gobierno de Indira Vizcaíno, pues las calificaciones crediticias se hubieran degradado como con Mario y los pasivos encarecido por los intereses, además de impedir su acceso al mercado crediticio.

Aunado con este pasivo a corto plazo –que se utilizó para pagar aguinaldos y salarios en el 2020--, las finanzas del estado son estructuralmente insuficientes. Esta insuficiencia, propiciada desde el mismo modelo del pacto fiscal, se agravó con la crisis económica: no solamente llegaron menos recursos en participaciones e ingresos locales, sino que también la federación dejó de mandar recursos extraordinarios. Indira tendrá que analizar este tema o sufrirá los mismos efectos, a menos que el gobierno de AMLO sí le mande recursos extraordinarios.

Todo eso fue lo que hundió al gobierno de Ignacio Peralta: produjo despidos masivos y la insolvencia para cumplir con el pago de nómina y sus responsabilidades con sectores tan importantes como la Universidad de Colima.

DOS PUNTOS

Si alguien debe estar agradecido con Ignacio Peralta es la gobernadora electa Indira Vizcaíno: Nacho destruyó su imagen política para dejarle un gobierno financieramente viable, con activos de importancia como la ex zona militar y con la posibilidad de pedir prestado a los bancos.  Porque, hay que decirlo, la crisis de la solvencia del estado es transitoria: se resolverá en cuanto el gobierno federal abra la llave de los recursos. Y lo ahora, sí, pero prolongando la agonía de quien, para el presidente, es un adversario, sin reparar que no solamente está sufriendo la imagen de un gobierno de oposición al régimen; están sufriendo trabajadores y sus familias enteras.

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