
AMLO Y NACHO, ¿CÓMPLICES?
POR: César Barrera Vázquez
Si creemos que el gobernador Ignacio Peralta es corrupto y la crisis del impago de la segunda quincena de julio se debió a raterías, entonces el presidente López Obrador es su cómplice y en contubernio seguirán medrando con el dinero de Colima.
Es la única explicación lógica, porque no se explica por qué dar un apoyo extraordinario a alguien que se roba el dinero, a menos que sea su cómplice y juntos hagan negocio; se coludan. ¿Imaginan al presidente más honesto de México y del mundo entregando dinero a un ladrón?
Yo me sumaría, a los que piensan que Nacho es un ladrón, si el sábado hubiera visto al presidente López Obrador, en plena conferencia, presentar las pruebas de los robos, desfalcos y desvíos ante los órganos correspondientes, o por lo menos girar instrucciones al fiscal general de la república para que investigue al gobernador.
Creería que el gobernador es un corrupto y hubiera respaldado el linchamiento mediático, si mis ojos hubieran visto al presidente, en su conferencia mañanera del sábado en Colima, darle la palabra al titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto y que éste expusiera, con lujo de detalle, las evidencias y números de los robos del gobernador, conclusión lógica del desastre financiero.
Sin embargo, nada de esto pasó. ¿Qué pasó el sábado? Pues que Ignacio Peralta y la gobernadora electa, Indira Vizcaíno, se reunieron previo con el presidente, a quien el gobernador le hizo un análisis profundo y verdadero para comprender la realidad financiera del estado y las causas de la falta de liquidez.
La explicación, al parecer, fue satisfactoria, porque el presidente le dio su respaldo y anunció que se apoyaría al estado, así como a otras entidades que estaban por concluir sus gobiernos y que se encuentran en situaciones muy parecidas. Eso pasó el sábado y así lo vio todo Colima.
¿Qué le explicó el gobernador al presidente? Pues seguramente lo que expuso con detalle en la comparecencia con las y los diputados. Primero, que hay un déficit estructural en el esquema de ingresos, propiciado por un desequilibrio en el pacto fiscal federal, pues la federación regresa sólo 5 pesos de cada 100 que le aporta el estado, siendo Colima la entidad que menor recursos recibe en comparación de lo que manda.
Este no es un pretexto sino la realidad, misma que tendrá que enfrentar la próxima gobernadora, Indira Vizcaíno. ¿Por qué no estalló la crisis antes, en los casi seis años del gobierno de Nacho? Porque siempre tuvo un apoyo extraordinario por parte de la federación.
En el 2015, la administración estatal recibió, como recursos extraordinarios, mil 226 millones de pesos; en el 2016 una cantidad similar, por mil 013 millones de pesos; en el 2017, mil 220 millones de pesos; en el 2018, 930 millones; pero ya para 2019 solamente se reciben 400 millones de pesos, y en el 2020 no se recibe ningún tipo de apoyo extraordinario.
Aunado a esto, a diferencia de lo que sugería el ex titular de hacienda Arturo Herrera –de aplicar nuevos impuestos estatales--, el gobierno de Ignacio Peralta no incrementó impuestos ni creó nuevos, porque esto afectaría directamente el bolsillo de las familias de Colima. Prueba de ello es que sigue subsidiando el impuesto de tenencia, aunque éste implique dejar de ingresar mil 595 millones de pesos a las arcas estatales.
Si bien, como dice el presidente, las participaciones federales han llegado puntuales, también es cierto que se ha dejado de mandar recursos extraordinarios. Y también es cierto que ha caído las participaciones; llegan puntuales, pero son menos. Por eso se activó en dos ocasiones, durante el 2020, el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP).
El FEIP 2020 se activó porque había un déficit superior a los 500 millones, en concepto de participaciones federales, de los cuales sólo pudo compensar 430 millones de pesos, es decir, fue la potenciación que hizo el gobierno federal para cumplir con la expectativa de los ingresos, lo cual no se concluyó en su totalidad.
Y el mismo gobierno federal reconoce esta crisis porque modifica el mecanismo para que se hiciera mensual y no cada tres meses, como se establecía antes. Porque una cosa es lo que dice que llega y otra cosa es el flujo de efectivo del que se dispone.
Aunado a esto, que seguramente también se le explicó al presidente por parte del gobernador, la administración de Ignacio Peralta ha pagado durante su gestión 2 mil 572 millones de pesos en adeudos de ejercicios fiscales anteriores, y dejará la deuda pública directa con un aumento de sólo 563 millones de pesos, lo que equivale a un crecimiento del 15 por ciento.
Un aumento que palidece, se ve raquítico, cuando se compara a los 2 mil 300 millones de pesos (Unidad Deportiva Morelos, terrenos de la vigésima zona militar, C5I y el parque Arqueológico La Campana) que se dejan de patrimonio, producto del adecuado manejo de los mecanismos de financiamiento.
Y eso de que fueron adecuados los mecanismos de financiamiento lo dice el mismo gobierno de AMLO, cuyo sistema de alertas de la SHCP califica en semáforo verde el nivel de la deuda de Colima.
Seguramente, al explicarle todo esto al presidente, y confirmar los datos con la SHCP, el presidente accedió y respaldó al gobernador y, principalmente, al gobierno de Colima. Eso o el presidente es un ladrón, corrupto, igual que el gobernador.
DOS PUNTOS
Bien por todos los que participaron en la comparecencia del congreso. Unos con mayor calidad de la información, otros sólo descalificando. Pero se dio mucha información y se configuró en un mecanismo de rendición de cuentas. Ora le toca al Osafig sustanciar las denuncias referidas en el diario del debate y deslindar responsabilidades.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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