
“SÓLO TENGO UNA OBJECIÓN”
El anuncio del presidente López Obrador de que “ayudaría” a Colima para que los trabajadores (principalmente) tuvieran su pago confirmó lo que había sido evidente y previsible: que lo que quería el presidente no era sólo quedar como un héroe ante los colimense (como seguro lo replicará en otros estados con la misma problemática) sino, de paso, humillar al gobernador saliente Nacho Peralta, para que con esto no nos quepa ninguna duda de quiénes son los buenos y quiénes los malos, sobre todo con el fin de que esto vaya abonándole dividendos a su figura de cara a la consulta popular por revocación de mandato del próximo año. El presidente López Obrador no les ha perdonado a los miembros de la Alianza Federalista (de la que formó parte el gobernador Nacho Peralta) la supuesta rebeldía a su investidura presidencial y lo que ha sucedido recientemente con su visita a Colima es la muestra más clara de ello. A mí me parece muy bien que los políticos de diferentes filiaciones partidistas e ideologías luchen por el poder y, de ser necesario, se enfrasquen en batallas intestinas con tal de lograr hacerse acreedores del mismo. Nunca ha sido de otra manera. Cuando el presidente López Obrador supo de la crisis financiera de Colima (no pudo no haberse enterado y fuentes fidedignas me lo han confirmado), y además se enteró de que el gobernador Nacho Peralta iniciaba con las gestiones para resolverla, no movió un dedo para empujar una solución que fuera lo más digna para los trabajadores aunque no fuera lo más honrosa para el Ejecutivo estatal, que al cabo de lo que se trataba era de ocasionar su linchamiento público. Todos nos asombramos de ver cómo, ante el comunicado oficial del gobernador Nacho Peralta de que no podría pagar la quincena a los trabajadores, pensionados y jubilados, etcétera, algunos gremios (me alegro que a ello se haya rehusado el rector de la Universidad de Colima) salieron a protestar a las calles con la exigencia de hacer valer sus justos derechos, sin importar que muchos de ellos se contagiaran de Covid y, eventualmente, pudiera morir a consecuencia de ello (pronto sabremos de las reales consecuencias de estas manifestaciones). En apariencia, el culpable de exponer la vida de los trabajadores recaería en el propio gobernador Nacho Peralta, pues de haberle pagado a sus trabajadores no habrían estos tenido que arriesgar su vida al salir a protestar, pero en realidad a quien verdaderamente no le importó la sociedad colimense fue al presidente López Obrador, quien pudo haber evitado esta exposición de los trabajadores de haber solucionado el problema antes de que los mismos salieran a las calles. Y es ésta la única objeción que tengo al respeto, y que me indigna porque eso habla de cómo en realidad le valió más al presidente capitalizarse políticamente que salvaguardar la propia vida e integridad de los ciudadanos, quienes, además, todavía le agradecieron su apoyo. Si el presidente lo que quería era humillar al gobernador Nacho Peralta hubiera echado mano de otros mil recursos a su alcance, pero no exponiendo la vida de todos los colimenses que, incitados por sus líderes, salieron a las calles a protestar. Muy lamentable y paradójico resulta ver cómo se le agradeció el apoyo a quien realmente se le debía haber reprochado una perversidad. El presidente vino y, con su propia mano, se compadeció de la ciudadanía, como si los recursos con los que resuelve los problemas de la sociedad fueran suyos y no del mismo pueblo. En las verdaderas democracias los servidores públicos son fantasmas. Por eso las acciones en beneficio de la sociedad cristalizan de una manera eficiente y eficaz sin que se adviertan siquiera las manos de los que las realizan. Desde la llegada del lopezobradorismo se ha recrudecido esa forma de enfatizar los apoyos que le da el gobierno federal a la gente (a través de los llamados programas sociales) como para que la población no se olvide de agradecer bien con votos los apoyos brindados, pues no olvidemos que aquel que es agradecido es bien nacido. Una anotación final: es verdad que quizá no toda la población trabajadora pueda entender estos intríngulis a veces casi imperceptibles de la política local y nacional, pero sí es reprochable que sus líderes los pasen desapercibidos al punto de poner en riesgo la vida de sus agremiados.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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