
LA IMPUNIDAD
El grave problema de México, causante de la violencia virulenta que nos flagela, es la impunidad: en este país se mata, se roba, se viola, se incurre en los crímenes más nefastos y ominosos y no pasa absolutamente nada.
El caso de Paulina, que consternó a la sociedad colimense, es uno más concatenado a la larga lista de mujeres y hombres cuyos asesinatos siguen impunes.
La inseguridad es un problema que atañe a los tres niveles de gobierno: a la federación, al estado y al municipio. El problema es que todos se pasan esta responsabilidad, como la papa caliente, además de que se partidiza y se protege, incluso, desde las esferas del poder, cuando el caso tiene connotaciones políticas.
Un ejemplo de esto es la tragedia de la línea 12 del metro en la ciudad de México. De acuerdo al resultado preliminar del peritaje, el colapso de esta estructura que causó la muerte de 26 personas se debió a fallas estructurales derivadas de una mala construcción.
La línea de tiempo es muy clara: quien inició la construcción de esta obra y la concluyó con premura y oportunismo político, fue Marcelo Ebrard, el ex jefe de gobierno de la Ciudad de México y actual canciller del gobierno de López Obrador.
En cualquier otro país Ebrard, juntos con otros funcionarios de su administración, estarían enfrentando un proceso legal en la cárcel y sería enjuiciado, pero aquí es protegido por el mismo presidente.
Por otro lado, si bien en el caso de Paulina hay sospechosos y personas investigadas por la fiscalía, el problema se centra en las deficiencias del ministerio público a la hora de armar los expedientes y tratar de acreditar el cuerpo del delito, factores claves para garantizar una sentencia condenatoria.
Lamentablemente, muchas veces, como el caso de Ebrard, Felix Salgado Macedonio, entre otros políticos del actual régimen y el anterior, ni siquiera son llevado a juicio, pese a las denuncias y la contundencia de los testimonios. Así, la impunidad vuelve a victimizar a quienes sufren de estos crímenes y a sus deudos.
Abatir la impunidad debería ser un tema central y prioritario de todos los gobiernos, desde la óptica de la prevención, la persecución del delito y la procuración de justicia. Y para eso es indispensable profesionalizar a los cuerpos policiacos y ministeriales, así como de dotar un mayor presupuesto al poder judicial para el cabal cumplimiento de sus funciones.
El gobierno de Ignacio Peralta hizo bien en apostarle al equipamiento de los cuerpos policiacos y en modernizar el trabajo de inteligencia, a través del C5i, por lo que sienta las bases para que Indira Vizcaíno continúe fortaleciendo estas áreas y, además, atienda las insuficiencias presupuestales del poder judicial y profesionalice a quienes se encargan de integrar las carpetas de investigación.
DOS PUNTOS
Hay quienes esperan que Indira gobierne como López Obrador, por lo que alientan a que utilice el C5i como un símbolo de la corrupción peraltista, como sucedió con el aeropuerto de Texcoco, cuya cancelación, sin fundamento, le costó al estado mexicano 113 mil millones de pesos, 232% más de lo previsto.
El C5i todavía no concluye y seguramente, cuando Indira llegue a gobierno, requerirá que se siga actualizando y equipando. Pero, independientemente de eso, es un acierto apostarle al trabajo de inteligencia y modernización del trabajo de seguridad. Ojalá que esta obra que ha costado tantos recursos públicos no sea subutilizada o de plano rechazada sólo para legitimar un discurso populista.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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