
DEMOCRACIA EN JUEGO
México está en riesgo de regresar a los tiempos tumultuosos, de incertidumbre y suspicacia, cuando la Secretaría de Gobernación organizaba las elecciones. Eso quiere el presidente y eso va lograr de ganar Morena. Quizá mi generación y las nuevas no valoran al INE porque no experimentamos esos tiempos.
Hay que recordar que fue a raíz de eso que se ciudadanizó el proceso electoral, y que las fuerzas del PRI, PAN y PRD, mayoritariamente, crearon el Instituto Federal Electoral (IFE), ahora Instituto Nacional Electoral (INE). Fue un logro ciudadano y que permitió, a partir de su creación, una mayor apertura democrática.
El INE sirve y es clave para el desarrollo de nuestro país. Sirve tanto que hasta legitimó el triunfo de AMLO en el 2018 y fue el que le dio validez legal y jurídica al proceso que lo llevó a la presidencia. ¿Cuál es el riesgo de esta elección? Simple y llanamente que no vuelva organizarse otra por el INE y los ciudadanos. Que no vuelva a darse esa tranquilidad, transparencia y certidumbre en una elección.
No es exageración ni alarmismo, es un riesgo real y que el presidente López Obrador ha ventaneado en la mañanera, cuando ataca a los consejeros electorales y al mismo instituto, descalificándolo y acusándolo de ser un ente cooptado por sus adversarios. Su compadre, Felix Salgado Macedonio espetó que es la última elección que organiza el INE.
Y es al presidente no le importa respetar al INE, pues en más de 40 ocasiones el presidente, en sus mañaneras, ha violado la ley electoral: declara a favor de candidatos de Morena y golpea a los de oposición, en comentarios de un indudable sesgo político y electoral, algo que ningún otro presidente hizo durante la veda electoral.
No respeta la ley y, claramente, tampoco al INE. Es más: le estorban en su pretensión de controlar todo, hasta las mismas elecciones, en una clara reminiscencia del priismo hegemónico y autoritario de los setentas. De ganar Morena la mayoría en el congreso de la unión y las legislaturas locales, no tengo duda que reformará la constitución para desaparecer el INE.
Y en su lugar, tendríamos el Instituto para Hacer Valer la Voluntad del Pueblo de México, un remedo de las prácticas que se hacían en el tan criticado periodo hegemónico y autoritario del PRI. Vuelvo a lo mismo: no es alarmismo ni propaganda anti AMLO, es un preludio de las intenciones presidenciales.
Ojalá las personas votaran por el candidato y no los partidos, por quienes tienen las mejores propuestas y perfiles, capacidad y resultados. Sin embargo, en la experiencia, vemos un voto irreflexivo, que se vuelca como un lahar hacia un partido: en el 2018 la gente les dio el triunfo a candidatos de Morena que ni conocían.
Me queda claro que cada quien hace de su voto un papalote, el problema es que Morena quiere cambiar las reglas del juego que permitieron al PRI, al PAN y también a mismo Morena llegar al poder. Quiere Morena cambiarlas para perpetuarse, me queda claro, porque la cuarta transformación no se va a lograr en seis años y requiere –lo han dicho algunos iluminados de ese partido—por lo menos 50 años.
Al final, los simpatizantes de Morena, quienes viven de ese partido como los que se empecinan en defenderlo cual hincha futbolero, votarán por Morena de manera masiva, igual que en el 2018. Esos, tarde o temprano, los alcanzará la realidad del desempleo, la crisis económica, la inseguridad y la depauperación de los servicios de salud y educación, cada vez más precarios.
Esos que ahorita creen y tienen fe en ya sabes quién, al tiempo verán que ya no les alcanza ni con los apoyos del gobierno; esos se van a dar cuenta, luego, de que no todo estuvo mal en el pasado, y que las soluciones de los grandes problemas no se consiguen con un solo hombre ni con un partido. Esos, al tiempo, recapacitarán.
Pero lo importante, ahora, es que no se cambien las reglas del juego. Que Morena no elimine al INE ni nos quite los contrapesos institucionales que tanto trabajo nos costaron crear a las y los ciudadanos, y que ahora, con un falso mensaje de austeridad, pretende eliminar.
Por eso hago un llamado a la reflexión, a que el ciudadano priorice y vote por quien realmente puede ganarle a Morena. Somos muchos los que estamos a favor de mayores presupuestos, de mecanismos de fiscalización, de transparencia, de rendición de cuentas, del diálogo y el debate, de que haya pluralidad y respeto, de que no se insulte y divida a los mexicanos; todo esto, no obstante, está en riesgo.
Siempre he dicho que hay que votar por la persona, y lo sigo creyendo firmemente, pero ante este escenario extraordinario, es indispensable votar por la alianza de la coalición Va por México y Va por Colima. Son los únicos que pueden ganarle a Morena; ni el Verde ni Movimiento Ciudadano tienen posibilidades de ganar. Votar por ellos es ayudarle a Morena a tener el poder absoluto.
DOS PUNTOS
Cuando esté en la casilla piense muy bien esto: podría ser la última vez que vote como lo está haciendo: con esa transparencia y certidumbre de que su voto realmente vale.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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