
A QUÉ LE TEME MORENA
POR: César Barrera Vázquez
Morena le teme al voto útil: sabe que el 70 por ciento de los que pueden votar no simpatizan ni quieren al presidente. Por lo tanto, tampoco quieren a Morena, porque el presidente es el que representa al partido y jala los votos a favor de sus candidatos. Así fue en el 2018, cuando les benefició, pero ahora en el 2021 será el mismo fenómeno a la inversa.
Este porcentaje que no quiere al presidente aumentó enormemente en esto dos años, tras el catastrófico manejo de la pandemia (más de 300 mil muertos), la crisis económica, el aumento de inseguridad y violencia, el ataque a las instituciones y la corrupción creciente de la cuarta transformación.
Describir y precisar todos los desaciertos del presidente, su incumplimiento de promesas e incongruencia –ya ampliamente documentado--, sería tautológico, repetitivo y dilataría esta columna. La falta de resultados ahí está y es muy evidente: 70 por ciento no está de acuerdo con el presidente. Si el presidente hiciera las cosas bien el rechazo no sería tan categórico.
Ahora bien, Morena tiene un 30 por ciento. Ese es el porcentaje, la fuerza de Indira. Son personas que van a votar por Morena, sin importar el desastre, la falta de resultados, del aire dictatorial del presidente. No les importa que los niños con cáncer no tengan medicamentos, que el 2019 se rompieran récord en ejecuciones, que se sufra la crisis económica más grave desde hace más de medio siglo, que existan videos del hermano del presidente recibiendo dinero –como Bejarano-- y que se ataque a las instituciones, cimientos de nuestra democracia.
A esa gente, no le importa nada de eso: ellos van a votar por Morena; son los que militan dentro de ese partido que aglutina lo peor del PRI, PAN y PRD –así como a presuntos violadores--, los que se benefician de las dádivas, los que les llega las migajas de la corrupción con programas asistencialistas mal aplicados –ahí está lo que pasó en el congreso local con Jóvenes construyendo el futuro--. Ese es su voto duro.
De ahí quizá no bajan, pero tampoco suben. Eso lo sabe Morena y quienes son los abanderados de ese partido. Pero también saben, y a eso le temen, que el otro grueso de los ciudadanos, ese 70 por ciento, no va votar por Morena porque no quieren al presidente y, por consiguiente, no quieren a sus candidatos, cuyos perfiles y discursos son un remedo de López Obrador.
El porcentaje de indecisos, que definirá la gubernatura de Colima, forma parte de ese 70 por ciento de la población, cuyo porcentaje restante se va al PRI, al PAN, PRD, Verde y Movimiento Ciudadano. Los indecisos no van con Morena –esos van con los partidos restantes, y es el resultado de la polarización del presidente-- y tampoco el voto útil; el otro factor en contra de Morena, es que no se aliaron al PT, que también jala el voto lopezobradorista.
Morena tiene pavor porque sabe que una alianza tipo PAN, PRI, PRD se va a posicionar en segundo lugar, y en un escenario de ese tipo, el Verde va a jalar con quienes tienen mayores probabilidades de ganar y lo mismo va a suceder con los simpatizantes del MC.
Porque todos están convencidos –hasta Locho, quizá—de que lo peor que puede pasarle a Colima es que llegue Morena al gobierno del estado. Y es que están los antecedentes de Cuitláhuac, en Veracruz; de Cuauhtémoc Blanco, Morelia; y de Griselda Martínez en Manzanillo, así como del mismo López Obrador en todo México. No dan resultados.
Morena le teme a que esa gran mayoría que no quiere seguir viendo cómo se destruye a México y a nuestra democracia, se una, ya sea en coaliciones o de manera fáctica, con el voto útil. Saben que así pierden, como ya sucedió en las pasadas elecciones inmediatas, y perdieron sin que hubiera una alianza como ahora. Esa elección fue el verdadero sondeo a la popularidad del presidente y no desde las encuestas que se hacen en gobernación.
DOS PUNTOS
La universidad de Colima tiene sus enemigos; son esos que quieren acabar con la educación de calidad y la autonomía universitaria, instalando en su lugar universidades patitos como las Benito Juárez, remedos de bodegas. La Universidad de Colima tiene más de 80 años de historia, un prestigio internacional y papel clave en el desarrollo del estado, al ser el principal semillero de profesionistas en la entidad.
Es una universidad con orden y trabajo, que cumple con sus objetivos sociales; atacarla, desde la esfera política electoral, es atentar contra principios fundamentales que permiten la armonía de la comunidad universitaria y los objetivos sociales de la máxima casa de estudios, sobre todo cuando se esgrimen mentiras y calumnias.
A la universidad se le fiscaliza, como a cualquier institución que ejerce recursos públicos, ya sean federales o estatales. Es falso, además, que la autonomía sólo sea de cátedra, cuando este principio normativo regula la misma existencia de la universidad, a través de un consejo universitario, su máxima figura y en cuya formación están representados todos los sectores de la comunidad universitaria.
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