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BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 04/02/2021

LOS RETOS DE CHRISTIAN TORRES ORTIZ

Christian Torres Ortiz Zermeño, quien dirigirá a la Máxima Casa de Estudios de la entidad durante el periodo 2021-2025, asume la rectoría en un momento crítico no sólo para la Universidad de Colima, sino para todas las universidades públicas del país, ante los recortes presupuestales y los distanciamientos sociales obligados por la pandemia.

En un escenario inédito y con retos sin precedentes, la llegada de un rector joven, acompañado también por jóvenes, genera nuevas expectativas, en especial cuando su discurso se centra en la renovación y la pertinencia para transformar desde cuatro ejes: la universidad digital, igualdad de género, internacionalización y gestión ambiental.

Será, bajo esas premisas, a través de las cuales se determinará el actuar del rectorado de Torres Ortiz, quien tiene el mejor baluarte y punto de apoyo en la comunidad universitaria, integrada por estudiantes, docentes, académicos, trabajadores y egresados de la máxima casa de estudios.

No obstante esto, y aunque la educación es la columna vertebral y razón de ser de la institución –como mencionó el rector en su discurso de posesión--, actualmente la Universidad de Colima enfrenta retos y condiciones sin precedentes.

De ahí la urgencia de avanzar hacia modelos educativos más flexibles e innovadores, como lo expuso el mismo Christian. Y esto sólo se logrará si la universidad sigue apuntalando la calidad educativa, pertinencia de sus acciones en un contexto social y la innovación para transformar desde un enfoque inclusivo y equitativo.

Todo esto permitirá que la Universidad de Colima siga formando mejores profesionistas, mejores ciudadanos y mejores seres humanos, capaces de transformar la realidad y sus retos futuros. Es indudable, en ese sentido, que la máxima casa de estudios contribuye enormemente en el desarrollo del estado.

Por eso la pertinencia de la investigación para la formación y el desarrollo. El nuevo rector tiene el reto, desde ese enfoque, de contribuir a los procesos de formación académica, vincular los procesos universitarios con la comunidad y proponer soluciones a los problemas sociales más lacerantes.

Esta pandemia puso en su justa dimensión la importancia de desarrollo científico. Y la universidad, en ese plano, contribuye en investigaciones que permitan desarrollar nuevas tecnologías para enfrentar el covid-19.

En ese sentido, resulta esperanzador que el nuevo rector visualice a la Universidad de Colima como un agente de “cohesión social para la atención responsable del entorno, propósito que incluye la apreciación del arte y la cultura, la práctica del deporte y de estilos de vida saludable, la vinculación con el sector social y productivo, además del respeto a la multiculturalidad y a los derechos humanos para el desarrollo integral de la comunidad universitaria y el bienestar de la sociedad”.

Al expresar esas palabras, Ortiz Zermeño prepondera en la universidad un modelo responsable con el entorno, con mecanismos claros de corresponsabilidad entre los diversos actores sociales, ampliando las posibilidades de cooperación para incidir en el desarrollo sostenible.

Christian Torres llega a la rectoría con un diagnóstico preciso de los retos y problemas que enfrenta la universidad, tanto económicos, políticos y sociales. Sabe, por eso, que la incertidumbre financiera limita su capacidad institucional y que la gestión condicionada de recursos con los cuales cumple sus objetivos sociales, por otro lado, lastima los fundamentos mismos de su autonomía.

Esto lo hemos visto, ya, en ataques más directos desde diversos grupos políticos, los cuales, hasta el momento, han sido infructuosos.  Ataques que son inspirados con fines perversos, intereses particulares, mezquinos y ajenos al bienestar de la comunidad universitaria.

Y es que es incuestionable que en sus más de 80 años de historia, la Universidad de Colima, desde su autonomía, ha aportado al desarrollo de la sociedad desde la educación superior. La misma universidad es una prueba de ello, pues se ha fortalecido y robustecido, no sólo en términos de infraestructura, sino también consolidó su prestigio académico.

DOS PUNTOS

El gobierno de Ignacio Peralta cumple cinco años este mes de febrero. Recordemos que cuando llegó recibió un gobierno sin posibilidad de acceder al mercado crediticio por estar en default financiero y con un fuerte quebranto en sus finanzas públicas.

A cinco años de ese momento adverso, el gobierno del estado elevó 11 niveles sus calificaciones crediticias, mejoró los mecanismos de financiamiento y elevó la inversión pública, con obras de gran trascendencia como la vigésima zona militar, considerado el activo más importante de este gobierno y de los que siguen, así como las instalaciones del C5I, cuya infraestructura será fundamental para combatir al crimen con inteligencia.

Hay un antes y un después de ese momento, y se puede apreciar con obras como el parque Arqueológico La Campana, la reconstrucción de la Unidad Deportiva Morelos y la remodelación del Palacio de Gobierno, ahora un espacio cultura propiedad de las y los colimenses. El tema da para más, y lo analizaremos a detalle en la próxima colaboración.

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