
¿PRIMERO LOS POBRES?
La pobreza y la desigualdad en México aumentaron en estos dos años del gobierno de AMLO, por lo que su lema primero los pobres pierde fuerza ante la realidad de un país donde cada vez es más difícil ganarse el sustento de manera digna.
AMLO siempre le achaca al pasado, a los gobiernos anteriores, los problemas del presente, cuando ya es él presidente. Pero analicemos los datos del 2010 al 2016, periodo de tiempo que correspondió al gobierno de Calderón y Peña Nieto.
Durante esos años, la población no pobre y no vulnerable creció, al pasar de 19.9 a 22.6 por ciento, y la pobreza extrema se redujo de 11.3 a 7.6 por ciento; la pobreza, de igual forma, pasó de 46.1 a 43.6 por ciento.
Es decir, durante el periodo neoliberal se disminuyó la brecha de la desigualdad en México, más mexicanos ganaban más, salieron de la pobreza extrema y se redujo, también, los que estaban en pobreza, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
¿Ahora cómo estamos? Pues del 2018 para el 2020, el número de pobres aumentó en 10 millones. Y esto se debió a varios factores, pero particularmente aquellos asociados al nulo crecimiento económico y a la falta de una adecuada política pública que atienda el problema de fondo de la pobreza y no solamente se valga de ella, a través de programas asistencialistas.
Quienes más han sufrido esta crisis por la pandemia, lamentablemente, han sido las personas más pobres. La línea de “pobreza por ingresos”, de acuerdo con datos del Coneval, es de 2,097 pesos por mes en el ámbito rural y de 3,224 pesos en el urbano.
Según un estudio de BBVA Research, al car la economía siete por ciento el año pasado esto implicó que 12 millones de mexicanos, que anteriormente estaban en un sustrato de clase media baja pasaran a ser pobres por ingresos.
Este número de nuevos pobres se suma a los que no encontraron trabajo en el 2019, año en el que la economía mexicana entró en recesión al registrar -0.1 por ciento de crecimiento del PIB.
Esto implicó que durante ese año, de enero a septiembre, cuando todavía no estaba la pandemia, se crearan sólo 488 mil empleos formales, 286 mil 444 empleos menos que los registrados en el mismo periodo del 2018, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esta cifra, además, es la más baja en cuanto a generación de empleo formal acumulado desde 2013.
Si no hay empleos, por ende, hay mexicanos sin ingresos, sin dinero, los cuales engrosan aún más las cifras de la pobreza y desigualdad en nuestro país. El presidente no entiende esta realidad, o no la quiere entender, porque está ensimismado en que sus apoyos sociales funcionan y mejoran los niveles de bienestar de la población.
Sin embargo, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), entre marzo y septiembre del 2020, los ingresos de los trabajadores en el 20 por ciento más pobres del país cayeron 44 por ciento, en comparación con una caída del 8 por ciento entre los trabajadores de mayores salarios.
Y en lugar de apoyar a estos trabajadores, a estas micro y pequeños negocios, el gobierno sigue tirando el dinero en programas de bienestar que no reducen la desigualdad ni la pobreza en México, pero sí sirven para favorecer a sus estructuras electorales.
El programa más preocupante, en ese sentido, es el de Jóvenes construyendo al futuro, el cual no contribuye a generar empleo pero sí se configura, por otro lado, en un perverso incentivo para que los jóvenes dejen de estudiar, lo que en el futuro afectará su capacidad de mejorar sus ingresos.
Por eso, durante su primer año, en el que afiliaron a más 800 mil jóvenes a ese programa, el porcentaje de jóvenes en edad escolar que asisten a la escuela disminuyó 0.3 por ciento, un porcentaje que no se registraba desde el 2006.
Es decir, aumenta el gasto corriente con este programa –al diablo la austeridad--, no genera empleos –para que contratar si el gobierno los paga con becas--, incentiva la deserción escolar –para que estudio si me pagan por no hacerlo—y así propicia una mayor pobreza y desigualdad.
Y es que, en verdad, no se entiende, considerando todos los datos anteriores, fundamentados en fuentes oficiales, ¿cómo es posible que haya crecido la pobreza y la desigualdad cuando gobierna la honestidad encarnada en el presidente?
No se entiende, a su vez, ¿por qué cuando estaban los corruptos, los que robaban dinero, los que sólo estaban para fregar al pueblo bueno… por qué cuando gobernaba esa escoria neoliberal se redujo el nivel de pobreza y desigualdad en nuestro país?
DOS PUNTOS
La Universidad de Colima está pasando por un momento de crisis, como casi todas las instituciones, gobiernos y los mexicanos en general. Una crisis que empezó desde que inició el gobierno de AMLO, porque, en el 2018 y años anteriores, nunca había pasado lo que está pasando ahorita: desaparición de fondos, contracción económica por debajo del cero por ciento. Eso también golpeó a la máxima casa de estudios.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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