
El Ferrari de Vergara
Jorge Vergara ha insistido en que sus Chivas son un Ferrari, cuando realmente pareciera que posee un auto compacto sólo apto para la ciudad y no las carreteras. Los últimos resultados, y la polémica decisión de poner a Nacho Ambriz como nuevo entrenador del rebaño, ha generado un ambiente de descontento que se ha multiplicado en los últimos meses dentro de la afición rojiblanca.
El descontento es justificado. Las Chivas tienen una buena base de jóvenes, pero le faltan aquellos jugadores experimentados que son los definidores de campeonatos, no solamente de lideratos generales y victorias en clásicos. Para el ansiado título de las Chivas, hace falta que futbolistas de elite, al menos un par de ellos, formen parte de las filas rojiblancas.
Si bien el estilo de juego es de alta capacidad física, velocidad y buena técnica individual, lo que impide la adaptación de cualquier futbolista con limitaciones en alguno de estos sentidos, lo cierto es que Vergara tampoco ha querido invertir en futbolistas de talla, como si aún no pudiera recuperarse de la inversión en el Estadio Omnilife. Por cierto, estadio que no ha podido llenar, precisamente por la falta de jugadores elite en la oncena titular del cuadro tapatío.
Mientras las Chivas siguen despegándose de su noble afición, Jorge Vergara pierde el rumbo cada vez más. Incluso, se ha llegado a afirmar, no es el dueño de Omnilife quién manda verdaderamente, sino su segunda esposa, Angélica Fuentes. No es que tenga algo contra las mujeres, al contrario, pero mientras los clubes de primer nivel mundial -es decir, los verdaderos Ferrari y Lamborghini de nuestro mundo futbolístico- tienen a asesores totalmente capacitados en materia balompédica, las Chivas tienen a una empresaria del sector energético, que quizá ve todas las decisiones en función de cuál generaría más dividendos monetarios.
El futbol debe ser negocio, pues de no ser así todos los clubes dejarían de existir, aunque preponderar el dinero sobre la esencia del supuesto proyecto “Chivas de Corazón” –aquél que prometía jugar bonito y ganar campeonatos con jugadores nacidos en el club-, termina siendo muy costoso para la relación club-aficionados.
Así, el Ferrari de Jorge Vergara termina siendo un modelo a escala, y solo un giro en el timón podrá hacer que este auto compacto se convierta en el deportivo más emblemático del mundo automotriz.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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