En tu memoria, amigo “Zurdo”

Administrador Colimapm | Opinión | 01/11/2020

La Familia de Ramón Delgado Velázquez, mi gran amigo desde la infancia y compañero muchos años en equipos de futbol, colocó en su casa este emotivo altar de muertos.

Aprecio mucho que su hija Zaida Lizeth Delgado Moran me haya hecho el honor de pedirme que fuera yo quien redactara la semblanza del inolvidable “Zurdo”, que hoy comparto a ustedes con emoción y nostalgia:

SEMBLANZA DEL ZURDO 

Ramón Delgado Velázquez fue el mayor de los hijos del matrimonio de Domingo Delgado Amador (+) y Josefina Velázquez García. 

Nació en su querido Comala el 23 de diciembre de 1962 y desde niño todos lo conocimos como “El Zurdo”, por su enorme habilidad para jugar futbol precisamente con el pie izquierdo, que lo llevó a ser seleccionado del Estado de Colima en Campeonatos Nacionales, donde dejó constancia de su talento, que hasta equipos profesionales lo quisieron registrar, pero prefirió jugar la mayor parte de su vida con el equipo de sus amores, Panaderos del Club Deportivo Comala, equipo con el que fue campeón.

Fue siempre un buen hijo y desde su juventud apoyó a su papá, Mingo Delgado (qepd) en la frutería y verdulería en la calle Reforma, por el rumbo de la antigua Central Camionera de Colima, negocio al que se dedicó hasta el momento de su muerte. Igualmente ayudó a su mamá Chepa y a sus hermanas Guillermina, Carmen, Josefina, Martha, Ana María, Margarita y Lucía, así como a sus hermanos menores Manuel y Domingo.

El 10 de abril de 1995, Ramón “El Zurdo” Delgado unió su vida a la de Zaida Morán Campos, con quien procreó 5 hijos: Zaida Lizeth, José Ramón, Andrea Josefina, Monica Jolette y Victoria Delgado Morán, para quienes siempre fue un ejemplo de trabajo y de amor a su familia. 

Lamentablemente hace poco más de dos meses, el 26 de agosto de 2020, Dios decidió que Ramón tenía una misión en el Reino Celestial, donde tenemos la certeza de que se encuentra, que heredó de sus padres el amor a Dios y el respeto a la Religión Católica, de la que siempre fue creyente. 

Al llamarlo a su lado, Dios nos quitó a un gran futbolista, pero sobre todo a un excelente ser humano, que supo ser un buen hijo, hermano, padre, pareja y amigo noble. 

Descansa en paz, amigo “Zurdo”. Algún día volveremos a encontrarnos.