
*Pepe Naranjo | ColimaPM*
A pesar de los embates de costumbres totalmente ajenas a la idiosincrasia mexicana desde por lo menos los últimos 20 años, entre nuestra población pervive una de las más arraigadas tradiciones: los altares de muertos.
Miles de familias en el Estado de Colima y millones a lo largo y ancho de la República Mexicana conservan esta ancestral costumbre de recordar a nuestros seres amados que han fallecido.
Los altares de muertos se montan desde fines de octubre y permanecen los primeros días del siguiente mes, pues durante el 1 y 2 de noviembre ya deben estar debidamente instalados en los lugares más significativos de los hogares, aunque ahora también se instalan en oficinas, dependencias o espacios públicos como parques y jardines.
Está arraigada costumbre que lucha por sobrevivir ante los embates del Halloween o el Día de Brujas, debe inculcarse a las nuevas generaciones, pues representa la expresión de amor y respeto a nuestros ancestros que se nos han adelantado en el camino sin retorna.
Los altares de muertos pueden ser de diversos estilos o tamaños, aunque lo que no puede faltar las fotografías de los difuntos que se honran, veladoras, flores, comida y bebida que más les gustaba, algunas prendas y accesorios muy personales, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, agua natural, aserrín, sal y una breve semblanza del difunto o difunda que se recuerda, entre otros elementos.
Hoy, con mucho respeto y el cariño de siempre, comparto este sencillo pero muy hermoso que montó en el municipio de Cuauhtémoc la Familia Preciado Curiel, en memoria de sus padres y de otros integrantes de la familia, como mi buen amigo Gabriel Preciado Curiel, quien se nos adelantó hace aproximadamente 3 meses, por cuyo descanso eterno seguimos rezando cada día, así como por todas las personas que han dejado de existir.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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