
AMLO YA USA CUBREBOCAS
¿Ignacio Peralta tomó la decisión correcta de hacer obligatorio el uso de cubrebocas en Colima? Para responder a esta pregunta analicemos, en primer término, cómo cambió el discurso del gobierno federal y el ejemplo presidencial en torno a la utilización del cubrebocas.
Por ejemplo, el mismo presidente, en los primeros meses de la pandemia, siempre se mostró en contra de ponerse el cubrebocas y usar gel antibacterial. Esto comenzó a cambiar conforme los números de contagios y muertes por covid aumentaron.
Al no concretarse las proyecciones en el aplanamiento de la curva epidiomiológica y posicionarnos, por eso, en el afrentoso tercer lugar mundial en número de muertes y contagios, sólo por debajo de Estados Unidos y Brasil, el presidente comenzó a mesurar su discurso y dejó de polemizar sobre el uso del cubrebocas.
De hecho, en su visita reciente con el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz, el presidente Andrés Manuel López Obrador portó, por primera vez en un acto público, un cubrebocas, a pesar de que dijo que no haría hasta que acabara con la corrupción.
De igual forma, el subsecretario de Salud del gobierno federal, Hugo López Gatell, pasó de desacreditar y subestimar su uso –discurso que mantuvo los primeros meses de la pandemia—a recomendarlo ampliamente en estas últimas semanas como una medida complementaria, indispensable para aminorar los riesgos de contagio, tanto en personas que tienen el virus como aquellas que no están enfermas.
El cubrebocas, hay que recordar, fue la manzana de la discordia durante esta pandemia: los gobiernos estatales, incluso los gobernados por Morena, pregonaban su uso como una buena medida profiláctica para evitar contagios, mientas que el gobierno federal era ambiguo en el tema: ni lo descartaba, pero tampoco lo recomendaba y el presidente, sobre todo, al no utilizarlo daba un claro mensaje.
Esta semana el gobernador mandó una iniciativa al congreso, que probablemente se vote mañana, para hacer obligatorio el uso del cubrebocas, so pena de sanciones económicas, apercibimientos y, de ser necesario, hasta un arresto de 36 horas para quienes se nieguen aportarlo.
Esta decisión del gobernador, como se ha adoptado en otras entidades, responde a una exigencia social, sobre todo de los sectores mayoritarios de la población que contribuyen en las medidas de aislamiento, que cerraron sus negocios y que cambiaron radicalmente su estilo de vida ante la contingencia sanitaria, y a los cuales indigna ver que también hay otros sectores de la población que salen a la calle como si nada y no cumplen con las medidas mínimas de sana distancia y de sanidad.
Para esas personas, que no creen en la enfermedad, van dirigidas estas sanciones por usar el cubrebocas, pues representan el principal factor de riesgo de contagio, en especial los bares y restaurantes que no cumplen con las disposiciones de sana distancia y cuyo personal no porta el cubrebocas.
Estas sanciones de gobierno buscan disuadir esta clase de conductas, por eso se penalizan, y lo hacen no con un objetivo pecuniario, sino de salvar vidas y evitar que colapse el sistema de salud del estado, ya segundo lugar nacional en ocupación hospitalaria de camas con ventiladores.
Los ciudadanos que desde un principio acataron el llamado de las autoridades sanitarias, utilizan el cubrebocas, salen sólo para lo indispensable y cuando lo hacen cuidan su sana distancia; ellos no tienen de qué preocuparse ante las sanciones por incumplir con esta norma.
No se trata de un tema que afecte libertades –no me pongo el cubrebocas porque me incomoda o porque así lo decido yo--, sino de salud pública. Y ante una nueva enfermedad, que ya ha cobrado la vida de más 700 mil personas en el mundo, que se ensaña con los sectores más vulnerables de la población, el gobierno debe responder con acciones contundentes.
Como lo comentaba en un principio, el mismo gobierno del presidente Andrés Manuel ya está tomando en serio el uso de cubrebocas, al ver el daño que ha causado el mensaje ambiguo y contradictorio de subestimarlo como una medida profiláctica.
A nivel nacional, hemos visto que los casos de muertes por covid siguen siendo muy altos –ayer perdieron la vida más de 800 mexicanos por esta enfermedad--, a pesar de que la curva se mantiene en una especie de planicie, con un número muy alto, aún, de contagios y fallecimientos.
Ahora bien, el hecho de que sea causa de sanciones económicas y arrestos el no usar un cubrebocas, no implica que sucedan; son supuestos, si todos utilizan un cubrebocas, se disminuye de manera significativa el riesgo de contagio, se salva vida y nadie resulta sancionado, puesto que se está cumpliendo con esta norma. Así debió ser desde un principio, pero hay quienes no entienden o, simplemente, les importa un comino los demás.
DOS PUNTOS
El uso de cubrebocas obligatorio, con sanciones para quienes se nieguen a usarlo, no va hacer para siempre; es mientras dura esta contingencia. Hay que ser corresponsables, tener un poco de empatía, sobre todo con los sectores vulnerables. Su uso, además, ayudará a que se vaya reactivando más rápido la economía, como lo dijo en su momento el mismo secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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