
OPOSICIÓN RESPONSABLE
Celebro que durante estos cinco años, Ignacio Peralta tuviera un congreso de oposición, conformado mayoritariamente por partidos de siglas diferentes al que ostenta el ejecutivo estatal: en la 58 legislatura hubo una mayoría panista en un primer momento, luego fue una fracción independiente, ahora, en esta 59 legislatura, es Morena, aún, quien tiene el control administrativo del poder legislativo.
Aplaudo esto, porque creo que no hay mejor condición para el fortalecimiento de una democracia que los contrapesos institucionales, y si bien en el papel los poderes están divididos, en la práctica era algo diferente: lo vimos en el sexenio de Mario Anguiano, cuando el PRI controlaba totalmente al legislativo.
Debido a eso, al control del congreso, durante la administración anguianista creció sin control la deuda pública directa, que pasó de poco más de 800 millones de pesos a 2 mil 800 millones de pesos. Ese sí fue un endeudamiento inexplicable y que afectó las finanzas del estado, auspiciado en su momento por diputados como Arturo Arias.
Sí, Arturo Arias, el diputado de Morena que se opuso al financiamiento de un crédito por 740 millones de pesos. ¿Por qué en el pasado no tuvo empacho de endeudar de manera irresponsable el estado y ahora, que se enfrenta un escenario extraordinario –con la caída de participaciones, la crisis económica y la contingencia sanitaria—pugnaba por impedir la contratación de este crédito?
De esta pregunta parte el título de esta columna: una oposición responsable. La postura que sostuvieron los diputados Arturo Arias, Vladimir Parra y tres legisladoras más dista mucho de ser una oposición responsable: hicieron lo imposible, hasta llegar agredir a una policía mujer, para evitar que se diera un debate serio y un diálogo parlamentario.
Lo anterior se vio claramente cuando impidieron la participación de funcionarios estatales en la sesión de la comisión de hacienda del congreso: tuvieron ahí a Carlos Noriega, de Planeación y Finanzas; Leticia Delgado, de Salud, y Alfredo Chávez, del secretariado ejecutivo de Seguridad Pública. Los tuvieron ahí por más de 12 horas, tiempo en el pudieron haberles hecho preguntas, cuestionamiento sobre el manejo financiero, de salud y seguridad.
No lo hicieron. Se quedaron callados. ¿Si tantas dudas tenían sobre el financiamiento, por qué no los cuestionaron? Una oposición responsable lo hubiera hecho. Habría preguntado y transparentado este proceso, que por cierto fue público a través de los medios digitales.
No lo hicieron y así se afianzó la suspicacia de que todo fue un teatro, un posicionamiento partidista, con miras al 2021, de los diputados que estaban en contra de este financiamiento, de este crédito que, hay que decirlo, es uno de lo más transparentes en la historia de Colima: el gobernador, personalmente, dialogó en línea con las asociaciones de economista, organizaciones civiles, líderes de cámaras empresariales, periodistas, con los sectores más importantes de la sociedad.
La postura de los diputados era una estrategia dilatoria: querían que en cuatro o cinco meses, a finales de este año, se discutiera la solicitud del crédito. ¿Cuál es la prisa, decía Vladimir Parra? Y sí, qué premuras va a tener el diputado si no entiende la dimensión de la crisis económica, del incremento de contagios y muertes por Covid, si lucra electoralmente con el tema de la inseguridad.
Quienes están al pendiente de la grilla y el tema electoral son las y los diputados opositores al crédito, pues tienen ambiciones políticas para el 2021; el gobernador no, él ya no aspira a otro cargo: le interesa el ahora, resolver esta problemática causada por la caída en las participaciones federales, la contingencia sanitaria y la creciente inseguridad, que se ha agudizado durante el gobierno de López Obrador.
Y los números ahí están: más de 35 mil asesinatos en su primer año de gobierno, una cifra histórica y sin parangón; el recorte de más de 18 mil millones de pesos a los estados (en Colima dejaron de llegar en el último mes más de 140 millones de pesos y se prevé que para este año el ingreso devengado tenga un déficit de 3 mil millones, comparado al 2018).
Aunado a esto, los incrementos imparables de contagios y muertes en México; 356 mil 602 y 38 mil 838, respectivamente, producto de los mensajes contradictorios de la autoridad: no pasa nada, abrácense; salgan, vayan a las fondas; las medallitas como medida de protección, el no promover el uso del cubrebocas, los mensajes triunfalistas ante un escenario catastrófico.
Aquí en Colima ya van más de mil contagios y 128 defunciones. Pero para los diputados no había premura, pedían, incluso, hacer foros, ¡foros en tiempos de pandemia! Y así siguen, recolectando firmas en los espacios públicos, siendo un factor de riesgo de propalación del virus.
Lo bueno es que se trata de un grupo minoritario. De una pequeña fracción de diputados irresponsables, de una mala oposición que le hace daño a Colima. Porque no se trata de ser servil al ejecutivo, pero tampoco de ser intransigente y siempre decir no. Hay que saber decir sí, cuando las propuestas benefician al pueblo de Colima, sobre todo en temas esenciales como son seguridad y salud.
DOS PUNTOS
Guillermo Toscano, Julio Anguiano y María Isabel Martínez, representan una oposición responsable: priorizaron el bienestar de las y los colimenses por encima de las ofensas y amenazas. Se les olvida a Vladimir y a los demás diputados que todavía falta un año para las elecciones, y que estas obras y proyectos que aprobaron con el crédito beneficiarán a los colimenses. Eso lo tendrán en cuenta las próximas elecciones.
Total de Visitas 309578199
A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
Desarrollada por HMH Sistemas
Template by OS Templates