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BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 23/03/2020

LOS PELIGROS DE LA INDECISIÓN

A falta de una mayor contundencia en las decisiones del gobierno federal, respecto a la mitigación del COVID-19, los gobiernos estatales han asumido el liderazgo que el presidente Andrés Manuel López Obrador no ha querido asumir, por una mala estrategia política al considerar que la pandemia es utilizada por sus adversarios para pegarle a su administración.

Esta premisa ha llevado al gobierno federal a la indecisión, por eso la ambigüedad de sus mensajes y comunicados: mientras López Gatell pide una distancia y que no se besen y abracen, el presidente exhortó a la población a que lo hiciera, minimizando la enfermedad.

Y en lugar de presentar una estrategia que detalle medidas contracíclicas para contrarrestar la caída económica, la debacle inminente, el presidente saca escapularios e imágenes benditas, las cuales dicen son su protección. Qué diferente hubiera sido si el presidente anunciara que el presupuesto de Santa Lucía, de Dos Bocas y el Tren Maya se va a crear un fondo emergente para ayudar a los comercios y empresas, fuentes de trabajo de millones de mexicanos.

En ese contexto, de invocación de amuletos como el dólar de la suerte y la superstición del mandatario federal, han sido los gobernadores estatales, principalmente de Jalisco, Tlaxcala y Colima, lo cuales han mostrado decisión y responsabilidad, adelantándose al gobierno federal con decisiones dolorosas, pero necesarias e impostergables, que el mismo AMLO tendrá que tomar en unos días, cuando quizá la propalación del virus será imparable.

Aquí en Colima, el gobernador Ignacio Peralta convocó una sesión extraordinaria del consejo de protección civil, donde se tomó la decisión, junto con los sectores productivos y el respaldo de nueve alcaldías, de decretar el estado de emergencia, cuya declaratoria da el marco legal para garantizar las acciones necesarias que ayuden a mitigar y prevenir en lo posible un brote de contagios de coronavirus que colapse el sistema de salud.

Estas medidas que el gobierno de Colima toma de manera oportuna, a penas lo está haciendo el gobierno de la Ciudad de México y otras entidades que han visto crecer de manera significativa el caso de contagios. No se trata de entrar en pánico, como asegura el presidente, sino de implementar las acciones oportunas que nos eviten llegar escenarios tan dolorosos como el de Italia o España.

En un entrevista que sostuvimos Arnoldo Delgadillo y un servidor en el programa de Grandes Noticias, de Aktiva 104.5, el doctor en biometría y estadística por la Universidad Cornell, Carlos Moisés Hernández Suárez nos explicaba que si la población se quedaba en su casa por lo menos dos semanas, sin salir más que para lo indispensable, el brote del virus se detenía y se rompía así la cadena de propalación. El virus va a seguir, pero ya no en cantidades ingentes que colapsen el sistema de salud.

Si bien esto representa un duro golpe para la economía, no acatar esta medida sólo provocará que se extienda aún más el periodo de distanciamiento social, además de los costos, aún peores, de mortandad que producirá la enfermedad, especialmente en sectores vulnerables al virus como los adultos mayores y personas con enfermedades crónico degenerativas. Qué mal que un gobierno que se dice socialista valore más la economía que la vida de una persona.

No obstante que estas dos semanas serán cruciales, de acuerdo a las mismas proyecciones del gobierno federal, el domingo el presidente invitó a la gente a seguir yendo a los restaurantes y fondas, a que siguieran consumiendo como si nada pasara.

Y se entiende al presidente: no quiere que la economía se desplome más de lo que ya está cayendo, y que se afecte así a sectores tan importantes para el empleo como la micro, pequeña y mediana empresa. Sin embargo, más allá de estos mensajes contradictorios o de los que minimizan la situación –todos los países toman medidas draconianas ante esta pandemia--, lo ideal hubiera sido que el presidente asumiera el liderazgo y encabezara acciones concretas, bien concertadas, con todas las entidades para mitigar los efectos del coronavirus, tanto en el sector salud como en el económico.

Pero, ¿acaso convocó una reunión con los gobernadores donde se acordara un plan estratégico, bien coordinado para aminorar los efectos perniciosos de esta pandemia en México?  Quizá se está esperando a que la situación sea más crítica para ahora sí convocar y actuar. Pero, para qué esperar escenarios más críticos y aciagos.

Ciertamente habrá efectos negativos por esta pandemia. Pero, si le pegan a México por debajo de su línea de flotación, en gran parte será por la indecisión y la falta de actuación oportuna del gobierno federal. Puede ser un problema o una crisis; todo dependerá de las decisiones que tome el presidente en los próximos días.

DOS PUNTOS

El gobernador Ignacio Peralta ha tomado decisiones claras, oportunas y de manera colegiada, tomando en cuenta el punto de vista de los sectores productivos. Declarado el estado de emergencia, fortaleció el llamado de distanciamiento social y amplió los pagos de derechos e impuestos estatales hasta el 30 de abril. Sin embargo, difícilmente el gobierno estatal puede implementar más acciones a favor de los comercios y empresarios, cuando no se tiene el respaldo presupuestario del gobierno federal.  Que no se nos olvide que el 90 por ciento del presupuesto del estado es federal.

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