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NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 04/11/2011

MARIO, AL SEGUNDO BIENIO

Dividiendo en seis apretados rubros lo que debiera ser en los catorce que define la administración encabezada por Mario Anguiano, he aquí un somero análisis sobre un Gobierno, el del Estado de Colima, que no obstante su aspiración de convertirse y ser reconocido como el mejor del país, ha tenido que ir contra corriente, incluso antes de iniciar, enfrentando contingencias inéditas desde lo económico hasta lo político, sin soslayar las grillas artificiales, ni las calificadoras nacionales que a pesar de eso, ya destacan a Colima en varias asignaturas.

Con la premisa de gestión permanente y respuesta oportuna las áreas más sensibles del Gobierno Estatal, como son Salud y asistencia social, han venido eficientando su desempeño, tal y como se ha podido constatar frente a los embates de Jova, donde se agradece que ya no hayan escaseado ni la atención ni los medicamentos, más bien privando una eficaz cobertura, acorde a la demanda.

De las que para su avance y buen desempeño más implican de capacidad técnica y de gestión de proyectos que de ocios políticos, como son Desarrollo Social, el Urbano y el Rural, despachos en los que hay que tener pleno conocimiento interno y, por consiguiente, de los programas federales, para su factibilidad y aplicación en atracción de recursos que por rubro demande la entidad, áreas que como se recuerda ya hubo los cambios a que obliga su óptimo funcionamiento, faltando la Rural, que aún se ve distante a las expectativas, quizá a la espera de ajustes.

En Planeación, Turismo y Fomento económico, áreas propiamente de gestión y de buena actuación pública no de grillas, pudiéramos decir que poco hay que inventar, cuando mucho dar seguimiento a la inercia positiva que brindan las condiciones del Estado, corregir las pocas deficiencias, salvar omisiones y apostarle, pero de lleno y sin distracciones, a concretar proyectos y a la permanente promoción de las áreas de oportunidad que por sí, Colima ofrece en diversos campos y sobre los que la presencia federal ha sido determinante.

De áreas consustanciales como Educación y Cultura, poco habría que agregar al desempeño de sus respectivos titulares, quienes además de estar cumpliendo con sus encomiendas y la confianza del titular del ejecutivo, se percibe que han crecido sus expectativas, convirtiéndose en puntales de una gestión plural, incluyente, democrática y participativa y en las que como en la mayoría de las dependencias se hace indispensable la visión, capacidad gestora y relaciones políticas de sus guías a la par de políticas públicas precisas, tal y como se hace.

Con un déficit desde antes de iniciada su gestión Mario Anguiano, el área de Finanzas requirió de una cirugía mayor para solventar una deuda que ya pegaba hasta mandos medios y otros niveles de la anterior administración estatal, misma que ya para el primer trimestre de gobierno Mario ha regularizado y mantenido en buena marcha, incluso radicando recursos suspendidos a otras instancias.

Sin que sea consuelo, el talón de Aquiles es en Colima como en todo el País, la inseguridad, fenómeno agudizado por el narco en el que a este día ningún gobierno, de ningún nivel ha dado pié con bola y en el que nuestra entidad no es excepción, víctima, como el resto, de una guerra iniciada desde fuera, sin estrategia, carente de inteligencia y sin límites, como se ve y sobre la que poco o nada, carentes de lo indispensable, los estados pueden o han podido hacer.

RECADITO: Toño Morales aún nos sigue debiendo esa amplia explicación de su extraña e inesperada salida (por la puerta de atrás) de la PROFECO. Saludos.