

Lo conocí en el año 1997, con un aspecto de hombre corajudo, enojón, pero pronto me di cuenta de mi error y, contrario a la primera impresión, supe que era una persona servicial, muy inteligente, astuto y, sobre todo que le gustaba ayudar a los necesitados y enseñar lo que sabía.
Dos Luis González Barragán, un hombre hecho de madera fina, madera de la buena, de los que quedan pocos, minero de corazón; un hombre que no se dejaba vencer por las adversidades falleció el pasado viernes 21 de febrero en la ciudad de Guadalajara víctima de una enfermedad.
Don Luis, una persona querida y reconocida en el municipio de Aquila, Michoacán, en donde fue pieza principal para que la empresa Las Encinas (hoy Ternium) comenzara con la explotación de la mina localizada en la comunidad, por lo es considerado pilar del desarrollo minero en ese lugar.
Retomo las palabras de mi colega y amigo Ángel Méndez quien en su publicación describe a Dos Luis González como “Hombre de valores firmes, recto, honesto, incorruptible, a la vez que generoso y sensible, con su trabajo y su forma “ranchera” de ser, venció la natural desconfianza indígena y logró convenios que permitieron la apertura y operación de la mina de Aquila, algo que en su momento parecía imposible, y que ahora gracias a las bases por él sentadas es un polo de desarrollo regional”, hasta aquí la cita.
Y en verdad que el conocido y famoso “viejón”, como le decían en Aquila, supo trabajar a la buena y ganarse la confianza de toda la población aquilense, no solo de la comunidad indígena, debido a que por su forma de ser fue muy querido.
Un hombre de fe, católico, quien siempre se encomendaba “con dios y la santísima virgen de Guadalupe”.
En lo personal me dio muchos consejos en la vida, aunque algunos de ellos no los apliqué en ese momento, pero me han servido para salir adelante, siempre tuvo la palabra y a frase precisa para el momento.
Se fue Don Luis González Barragán “El Viejón”, pero queda su legado, queda su enseñanza, queda su familia a quien les inculcó sus mismos valores, pero, sobre todo, queda el recuerdo de quienes los conocimos, nos quedan sus enseñanzas, su alegría, su entusiasmo y su manera incansable de trabajar.
Un abrazo hasta el cielo padrino, te fuiste, no pude despedirme y eso duele.
Acompaño en esta pena a su esposa, su hija, hijos, nietos y demás familiares.
Total de Visitas 485677704
A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
Desarrollada por HMH Sistemas
Template by OS Templates