PARACAÍDAS

ROGELIO GUEDEA | Opinión | 20/10/2011

El verdadero monstruo de Leoncio Morán

En la sesión del martes pasado en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, el diputado Leoncio Morán, como ya todo el mundo sabe, pidió el uso de la voz para defenderse de unas acusaciones que hiciera en su contra su homólogo petista Fernández Noroña con respecto al homocidio culposo que el legislador panista había cometido hace ya más de quince años. Hasta aquí todo podría enmarcarse en un asunto de políticos que, en lugar de legislar, que es para lo que se les paga, se dedican a hacerse reproches morales para ver cuál hunde más al otro. Lo mismo de siempre. Si bien es cierto que Fernández Noroña no debió sacar el tema con el que se ha tratado de manchar siempre la carrera política del diputado Leoncio Morán (me parece que un homocidio culposo en nada se parece a un doloso), también es cierto que el diputado Morán nos dio la oportunidad –única e irrepetible- de mostrarnos el verdadero monstruo que lleva dentro. La vieja conseja dice que lo que tiene la olla es lo que saca la cuchara, y esa es una verdad como un templo. Si el diputado Leoncio Morán se hubiera limitado a contestar a las acusaciones (o provocaciones) del diputado Fernández Noroña, su actuación habría quedado dentro de los límites de lo prudente y lo justo, pero, en lugar de eso, el diputado Morán, de forma bajísima como si en lugar de representante popular fuera un robavacas, tundió a la asistente del diputado petista, que ni la debía ni la temía, diciendo que era “ofrecida envuelta en moño a cuanto diputado se le ponía enfrente” por parte del legislador del PT. En pocas palabras, le llamó puta. Grave error. Avergüenza a cualquiera la actitud del legislador panista porque ninguna sociedad merece ser representada tan indignamente. Si se trata de sostener a barbajanes, no dudo que haya opciones mucho más baratas. Yo me pregunto: ¿la Cámara de Diputados no contempla ninguna severa sanción para una ofensa como ésta? ¿O nos van a decir que lo que hizo el diputado, en realidad, fue salvaguardar el honor de las esposas de los legisladores que se acuestan con la del moño colorado? Aunque el diputado Leoncio Morán ofreció al siguiente día sentidas disculpas por lo dicho, todos sabemos que las disculpas, en estos casos, no hacen sino recrudecer los agravios. Además, llegaron cuando ya la casa se le había caído encima.

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