
HURACANES: LORENA Y LAS LEYES SECUNDARIAS
El miércoles 18 de septiembre definitivamente fue huracanado y para muestra todos los alegatos de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados quienes discutían las leyes secundarias de la reforma educativa; un dictamen que ellos mismos afirmaban estaba conformado por más de 1500 hojas y que una diputada dudaba de que los ahí presentes las hubieran leído. Y analizando cómo leen en voz alta algunos de nuestros diputados de verdad que dan la impresión de que no las leyeron y que incluso su propio discurso tampoco. Decía la diputada María Chávez Pérez “si no supimos leer ya no es problema de nosotros”… y si no es de ellos, ¿entonces de quién más?
Las intervenciones de nuestros diputados dejan mucho por reflexionar, muchos no saben lo que es respetar, escuchar, poner atención. No saben dialogar. Tienen ya experiencia en esas participaciones y es inconcebible que se paren a leer (o medio leer) robotizadamente y cuando les dicen que su tiempo se acabó afirmen “no me había dado cuenta del tiempo, realmente se acaba muy pronto”, si es lo primero que deben tener en mente, la brevedad del tiempo con que contarán para tratar de utilizarlo de la mejor manera posible, siendo concisos, contundentes, claros. Ni que decir de las sonrisas irónicas y la petulancia que algunos ostentan, ni del tono discursivo tan engolado que siguen utilizando.
¿Qué avalaron? La desaparición del Inifed (Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa) y tres dictámenes que corresponden a la Ley General de Educación, la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros y la Ley del Sistema para la Mejora Continua de la Educación. Como toda negociación que responde a intereses políticos muchas veces ocultos para los realmente implicados, nosotros los maestritos de pueblo poco o nada podemos hacer y mayoritariamente no nos queda más que esperar que los beneficios sean reales para el magisterio y para los niños y jóvenes de nuestro país que merecen más y mejor en cuestión educativa.
El otro huracán que también dejó daños el mismo día que el huracán de las leyes secundarias fue Lorena, quien hizo que los estudiantes de Sinaloa, Colima, Jalisco y Nayarit no fueran a la escuela como medida preventiva ante la fuerza con que este fenómeno se presentó en nuestras tierras costeras. Ante estos hechos confirmamos dos cosas: la primera es que siempre será mejor prevenir que lamentar y para muestra las escuelas que sufrieron inundaciones o tuvieron árboles caídos, o les falló el sistema de alumbrado, qué bueno que no tenían alumnos pues los daños hubieran sido mayores. Y lo segundo, la importancia que nuestras escuelas tienen al convertirse en refugios temporales pues tan solo en el estado de Colima al menos 14 de los 33 refugios que se tenían previstos están conformados por edificios de escuelas primarias y secundarias, además de los bachilleratos de la Universidad de Colima y otras instituciones educativas como CETIS, CECATI, CONALEP, esto demuestra lo que siempre hemos dicho, que las escuelas son también nuestras casas y que aun en tiempos difíciles pueden abrir sus puertas para recibirnos.
Un abrazo desde aquí para aquellas familias que tuvieron que refugiarse y otro abrazo solidario para los agricultores que perdieron sus cultivos y para todos los que han sufrido perjuicios. Esperemos que los saldos negativos que Lorena nos dejó sean resueltos con los apoyos que todo gobierno que se jacta de estar preparado ante las contingencias debe tener, he ahí la prueba a superar.
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