BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 11/09/2019

COLIMA DA MUCHO Y RECIBE POCO

Nuestros diputados federales y senadores deberían impulsar una redistribución más justa de los recursos federales: Colima es un estado rico, que para su tamaño y nivel de población aporta un buen recurso a la federación, pero sólo nos llegan migajas del pastel presupuestario.

Por ejemplo, el puerto de Manzanillo genera, al año aproximadamente, más de 100 mil millones de pesos por la actividad portuaria. Sin embargo, el estado tiene un ingreso cercano a los 19 mil millones de pesos, de los cuales el 90 por ciento corresponden a recursos federales.

Queda claro, pues, que hay una gran desproporción entre lo que aporta el estado de Colima y lo que recibe por parte de la federación. Pero no se ve, en el trabajo legislativo federal, que nuestros representantes impulsen mecanismos para cambiar el paradigma en la repartición de recursos.

¿Por qué deben ser aspectos decisivos el número de habitantes? Es una irresponsabilidad en términos de planeación familiar, pues con esa clase de alicientes los gobiernos impulsarán las relaciones sexuales sin preservativos. Es un disparate.

Lo ideal es que se tome en cuenta la eficiencia recaudatoria del estado y la riqueza que genera la entidad, así como el adecuado ejercicio de los recursos públicos a través de los indicadores de transparencia y rendición de cuentas.

En todos esos aspectos el estado de Colima descuella.Tiene el octavo lugar en el Índice de Calidad de la Información que garantiza, ante la Hacienda, que los recursos federales se aplican correctamente. Se obtuvo, además, una calificación de 100% en armonización contable, cumpliendo así con una disposición indispensable para el manejo de los recursos públicos, conforme a los lineamiento de la ley de disciplina financiera. En recaudació de impuestos estatales, por otro lado, se ha mejorado progresivamente la eficiencia recaudatoria, sin la necesidad de crear nuevos impuestos ni aumentar, en números reales, los ya existentes.

Son más de tres años de una política fiscal responsable del gobierno de Ignacio Peralta, empática al contribuyente y que no le pone el pie en el pescuezo, como sí lo planea hacer el gobierno federal con la nueva miscelánea fiscal, cuyo objetivo es aumentar los impuestos en productos como el refresco, alcohol, gasolina y tabaco, además de crear nuevos impuestos para quienes venden productos de belleza y en las aplicaciones de internet como Netflix, entre otras más.

Todo eso encarecerá estos productos y servicios. El presidente y Morena juegan al policía bueno y malo. Porque el presidente dice que no va haber nuevos impuestos, pero su partido, el partido hegemónico del cual es fundador, impulsa todas estas nuevas cargas impositivas. ¿Dónde queda la palabra del presidente?

Y esos son los hechos: la deficiente capacidad de recaudación del gobierno federal, los subejercicios de miles de millones de pesos, la canalización de recursos a proyectos chatarra --como el aeropuerto de Santa Lucía, Dos Bocas y el Tren Maya— y la centralización del presupuesto, en detrimento de las entidades y municipios.

Vuelvo a lo mismo: por qué mejor, en lugar de priorizar el número de habitantes, el gobierno federal no sopesa mejor la eficiencia recaudatoria de las entidades, y la implementación de mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, que garanticen el adecuado ejercicio de los recursos del estado. En todos esos rubros Colima sale bien evaluado, ¿entonces por qué no se tiene el apoyo del gobierno federal?

Dos puntos

Lo ideal no es que se centralicen los recursos a la federación, sino robustecer los mecanismos presupuestarios para fortalecer a las entidades y municipios, instantes de gobierno que tienen una visión contextualizada. AMLO no vive en Colima, no conoce de primera mano los proyectos necesarios de la población.