BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 03/07/2019

AMLO: A UN AÑO DEL TRIUNFO

Habría que preguntarnos si el respaldo multitudinario o la gran popularidad del presidente son señalas inequívocas de que todo está bien, requetebién, como dice el presidente. La imagen de un zócalo atiborrado sugiere que la 4T avanza significativamente, y basado en la retórica del presidente Andrés Manuel México se encamina hacer una potencia.

Nada habría que discutir ni analizar ante logros tan indiscutibles como los anunciados por el presidente en ese mitin, preludio del primer informe de gobierno, donde destaca que en este mes iniciará la obra en Santa Lucía o de que no descansará hasta resolver el caso de Ayotzinapa.

Entre las metas por cumplir y los compromisos concretados, el presidente destacó que darán tres millones más en becas de nivel básico, además de que las medicinas serán gratuitas para quienes no tienen seguro social.

Destacó, además, de que se redujo 94 por ciento el huachicoleo; se canceló la condenación de impuestos a las grandes empresas; resaltó que la inflación bajó de 5.3 a 4.3 por ciento; se redujo el IVA en 43 municipios del norte y 88 por ciento de adultos mayores reciben su pensión de 2 mil 550 pesos bimestrales; además de que operan 83 universidades públicas y gratuitas en regiones pobres.

Fueron más de 80 minutos de discurso del presidente: una apoteosis de lo que han sido estos poco más de seis meses de gobierno. Nada podríamos reclamarle al bailongo, sino fuera por la pertinaz realidad y los indicadores negativos que se ciernen como aves de mal agüero en la economía mexicano.

Pues también es algo indiscutible que al presidente le faltó la autocrítica, la reflexión de lo que se está haciendo mal y se debe rectificar. Resulta tragicómico que el presidente prometa que las medicinas serán gratuitas para quienes no tiene seguro, cuando los que sí lo tienen padecen de la falta de medicamentos y la falta de servicio oportuno, propiciados por los recortes y la política de austeridad.

Nada dijo, por otro lado, el presidente de la violencia delincuencial, cuya tendencia en el número de asesinatos sigue aumentando: en junio se rompió el record con 2 mil 249 ejecuciones. Reitero: qué tan oportuno es un bailongo cuando el crecimiento económico está en número rojos, la inversión pública está frenada y empleo cayó a un número histórico, de 88 por ciento.

El presidente no habló, tampoco, de que los pronósticos de crecimiento económico que se recortan mes a mes, mucho menos se refirió a la crisis humanitaria por las medidas draconianas de emigración, auspiciadas por Donald Trump e instrumentadas por el gobierno mexicano. Dónde quedó el López Obrador que dijo defendería la soberanía nacional. Mucho menos habló de la crisis del sargazo, pues para él no es un problema mayor, aunque tiene postrada a la economía turística del país.

En fin, creo que el presidente no pasa de lo anunciativo y lo instrumental, y gran parte de los mexicanos que salieron a votar hace un año siguen en la inercia de la esperanza, en la fe y creencia de que esto va a mejorar. Ojalá que realmente así sea.

Dos puntos

Sería genial que el presidente tuviera la visión que tenía cuando era oposición. La autocrítica ayuda a mejorar, máxime cuando se implementan procesos de evaluación y de una adecuada planeación de gobierno. Le ha faltado, sobre todo, una adecuada instrumentación de políticas públicas y un mayor respaldo a las instituciones. En ese sentido, es preocupante su falta de apego al estado de derecho, aunado a una propensión por vulnerar los equilibrios de poderes, en especial el ámbito del poder judicial. Va un año del triunfo y más de medio año de ejercicio de poder. El tiempo corre.