BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 08/05/2019

¿DÓNDE ESTÁ EL DESASTRE?

¿Dónde está el desastre y la crisis heredadas, cuando el actual gobierno confía crecer económicamente entre 1.5 y 2.1 por ciento, pero durante el gobierno de Peña Nieto se mantuvo un crecimiento sostenido del 2.5 por ciento? Es decir, el PIB creció más durante “el cochinero” y “la crisis” que ahora cuando la esperanza reina y la Cuarta Transformación avanza.

¿Por qué el gobierno de AMLO afirma que heredó un país en crisis económica, cuando se crecía más, y ahora se aspira a crecer menos o al mismo nivel y se afirma que se está “requetebién”? Lo preocupante es precisamente que para el presidente todo está “requetebién”, por lo cual no se requiere ni una rectificación, ni un replanteamiento, ni un cambio en el diseño de las estrategias de gobierno.

Todo está “requetebién”, aunque él mismo cada vez recorta más la expectativa de crecimiento económico: en campaña prometió un 6 por ciento, ya en el gobierno aclaró que un 4 por ciento y, recientemente, disminuyó la proyección de crecimiento a un 2 por ciento. 

Reitero: ¿dónde está el desastre heredado si antes se crecía un promedio del 2.5 por ciento anual? ¿Dónde estaba el país en crisis si se crearon, en el pasado sexenio, más de 4 millones de empleos formales, de acuerdo a datos el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)?

¿Por qué se están generando menos empleos ahora que estamos “requetebién” que cuando estábamos peor? Y eso lo dice la información oficial: datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) precisan que en marzo de 2019 la tasa de desocupación se ubicó en 3.6 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) a nivel nacional, superior al 3.4 por ciento del mes previo, lo que representa la mayor caída de empleos en los últimos cuatro meses.

Lo malo es que hace un año, en el mismo periodo, cuando vivíamos en “la crisis y el cochinero”, la tasa de desempleo era mucho menor, sólo de un 3.2 por ciento. También, durante la era de la “crisis” y “el cochinero”, estamos hablando del 2012 al 2018 (dejamos fuera del análisis 90 años de robo prianista), se obtuvo una Inversión Extranjera Directa superior a los 200 mil millones de dólares.

El presidente, como un recurso retórico ante preguntas incómodas, siempre le echa la culpa de todo a los gobiernos anteriores, pero ¿por qué nos iba mejor cuando estaba “el cochinero” y la “crisis” y ahora se aprecia, paulatinamente, una contracción de estos indicadores cuando vivimos la Cuarta Transformación de México? Este crecimiento inercial positivo se está deteniendo, lo que contradice el discurso oficial del “requetebién”. Ahí están los números.

Otro dato: México cayó ocho lugares en el rating de los países que más inversión extranjera directa reciben en el mundo, al pasar de la posición número 17 al 25. El indicador es preocupante si entendemos que hay una clara relación entre inversión y generación de empleo. ¿Por qué, pues, vamos retrocediendo en lugar de avanzar, si se supone que ya no hay corrupción y se dejó atrás la “crisis” y el “cochinero?

Entiendo que en seis meses no se pueda corregir todo lo malo del gobierno, pero ¿por qué en lo bueno se está retrocediendo, si lo lógico sería que en los indicadores positivos se avanzara mucho más todavía? Ahora bien, ¿por qué ahora en los albores de la Cuarta Transformación de México la tendencia estadística de asesinatos va en aumento en lugar de disminuir?

Vemos que el crecimiento inercial en generación de empleo y en inversión se está deteniendo y contrayendo, pero en los asesinatos, durante estos mismos cinco meses, va en aumento y llega a niveles históricos (11 mil 372 asesinatos), por lo que a ese ritmo el gobierno de la esperanza y el cambio verdadero hará historia en cuanto a ser el sexenio más violento en la historia de nuestro país.

Dos puntos

Quizá la regresión más dolorosa se cristalice en los próximos días, cuando legisladores de Morena deroguen la reforma educativa del Pacto por México, aprobada en el 2013. Es decir, en los tiempos de la “corrupción, la crisis y el desastre” teníamos mecanismos para garantizar que el ingreso y la promoción al servicio educativo fuera por el mérito propio del docente, a través de un proceso legal, público, transparente y justo. Ahora, gracias a la Cuarta Transformación, se regresará a los esquemas de repartición discrecional de plazas docentes, mismos que permitían el favoritismo, la venta y herencia de plazas. Y el presidente sigue diciendo que estamos "requetebién".