
CRÍTICAS A LA ESCUELA
Suelo escuchar la radio y de pronto cuando coincido con el Dr. Dobson, de “Enfoque a la Familia”, dejo mi distracción a un lado y concentro mi atención en esas breves cápsulas de superación familiar. En días pasados hablaba acerca de la importancia de que el padre de familia hable bien de su esposa a sus propios hijos; decía que ellos, sobre todo cuando son pequeños y están formándose criterios y referencias morales, al escuchar que su propio padre habla con orgullo de su esposa, fomentarán en sí mismos el amor y respeto hacia su mamá y con esto, lazos emocionales más óptimos, y me pareció convincente, por lo que trasladé ese consejo hacia la relación con la escuela porque aplica plenamente, ya que algunas veces los padres son los peores enemigos de las escuelas sin saber que eso hace que sus hijos no se sientan plenos ahí, no se sientan seguros, ni orgullosos, y estén a la defensiva y sientan que el destino ha sido cruel al darles ese espacio para ellos. Algunos padres se quejan constantemente de la escuela: critican las acciones de los maestros, se ofuscan por requerimientos que la escuela hace, ven mal si se cierra la puerta en la hora exacta de entrada, se molestan si no se cierra la puerta en la hora exacta de la entrada. Si se pide cooperación económica para mantenimiento de la escuela, malo; si no se pide, malo también. Que si se riegan las áreas para que estén verdes, qué desperdicio, si no, qué dejadez. Que la evaluación será bimestral, es muy cortito el periodo, si es trimestral es mucho contenido. ¿Fiesta de graduación? No es para tanto. ¿No fiesta de graduación? Insípidos no motivan. Se les pide libros complementarios y se molestan por el gasto, no se les pide, y se molestan por los libros de la SEP. Se les invita al escuadrón vial y es pérdida de tiempo, no se organiza el escuadrón vial y entonces añoran a la otra escuela que sí lo ofrece. Y entre todos estos altibajos los únicos confundidos son los niños. Aprenden a juzgar sin fundamentos a sus maestros, y al estar con alguien a quien tanto se juzga pues además de que se pierde el respeto se pierde la credibilidad y sin credibilidad el aprendizaje se dificulta porque nadie aprende fácilmente de quien no cree.
La escuela necesita padres críticos sí, pero sobre todo padres propositivos, padres que de verdad se involucren y propongan y hagan. No es suficiente con ir a las reuniones y oponerse a las actividades, ocupamos padres de familia que se opongan sí, pero que propongan nuevas vías, mejores formas para con su ayuda poder sacar el mejor provecho de todo lo que una escuela pudiera ofrecer. Afortunadamente nuestras escuelas se mantienen de pie gracias a los padres de familia que con su solidaridad y ayuda nos respaldan y coincidentemente son los padres de nuestros niños y niñas más entusiastas y solidarios.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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