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BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 05/03/2019

AL DIABLO CON LOS TRIGLICÉRIDOS FIFÍS Y CONSERVADORES

Recientemente me realicé unos estudios clínicos completos para evaluar mi estado de salud. No salieron del todo bien, pues salí muy alto en triglicéridos –más del doble de los estándares recomendados-- y resulta que tengo hígado graso grado 1. Subestimé los efectos perniciosos del sobrepeso en la salud y esas son las consecuencias.

Ahora bien, estoy en la disyuntiva de ignorar estos resultados (descalificarlos y continuar con los mismos hábitos alimenticios y estilo de vida, con el riesgo alto de que mi estado de salud se precarice y disminuya mi expectativa de vida) o cambiar, con base a estos estudios especializados, radicalmente mi estilo de vida: dejar el alcohol, las comidas altas en grasa, hacer más ejercicio y disminuir, hasta casi eliminarlo, el consumo del cigarro.

Son decisiones difíciles, que en otras circunstancias –tengo una hija y una esposa que dependen de mí—rechazaría y seguiría con mi fatalismo. Pero la realidad está ahí: no es una percepción mía ni una opinión de un amigo, sino los hechos duros. ¿Quiero vivir más, en lo que mi voluntad me permite? Entonces tengo que tener hábitos y costumbres más saludables.

No queda de otra, pues descalificar los estudios por formar parte de la oligarquía médica, como una parte mercantilista al servicio del neoliberalismo, o calificar a los triglicéridos de fifís y conservadores, enemigos de mi báquico estilo de vida, no va a mejorar mi salud. Son necesarias acciones específicas y concretas, bien planeadas y fundamentadas, para alcanzar resultados favorables.

Eso es en la parte de mi salud personal –y  por eso este dilatado exordio--, pero en la política también se toman decisiones, cuyos resultados pueden ser positivos y negativos, benéficos o perjudiciales para nuestro país. Lo malo es que al presidente Andrés Manuel no le gustan los resultados que evalúan la salud económica de México y no toma decisiones fundamentadas en estudios técnicos, sino en su punto de vista muy personal –por eso los prejuicios en su discurso--.

Las notas negativas emitidas por las calificadoras crediticias Standard and Poor's y Fitch Rating´s a la deuda soberana, Pemex, CFE y a 77 instituciones financieras de México implica, en los hechos, que de degradarse la calificación el próximo año el país pagará más en intereses bancarios, aumentando los pasivos contingente –va a crecer la deuda—, se reducirá el crecimiento económico ante la falta de inversionistas –desaparecerán empleos-- y será más difícil –o más costoso—que al gobierno de AMLO le presten dinero (créditos).

Esto, por otro lado, puede generar una salida de capitales y aumentar la depreciación del tipo de cambio y su volatilidad. Las calificadoras no combaten la corrupción, como les fustiga el presidente, sino que su función es emitir opiniones técnicas para evaluar el riesgo financiero y así los inversionista decidan si invierten o no. Pero al presidente no le gusta que lo contraríen. Maldita realidad fifí y conservadora que no se adapta a su discurso y a su parecer.

Y esto no sólo es con las calificadoras, también lo fue con los estudios que avalaban la idoneidad del aeropuerto de Texcoco: la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y la Organización de Investigación y Desarrollo de Sistemas de Aviación (Mitre por sus siglas en inglés), ambas respaldas por la ONU, determinaron que la mejor opción era el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, pero el presidente dijo que no, que se iba hacer en Santa Lucía.

Lo mismo sucede con la refinería que se contempla construir en Dos Bocas: el Instituto Mexicano del Petróleo, en un estudio pedido por el mismo presidente, concluyó que esta refinería no es rentable, pues costaría 14 mil millones dólares y esa inversión tardaría décadas en recuperarse. Esto generará más gasto y endeudamiento en Pemex –por eso la baja de la calificación--,y perpetúa la dependencia económica del país a la producción petrolera, un recurso que no es renovable y que se está acabando. Así las decisiones del presidente. 

Dos puntos

Espero que el presidente no sufra de triglicéridos altos.

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