BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 24/01/2019

TLAHUELILPAN: CLAVES DE LA TRAGEDIA

La tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo, donde explotó un ducto de Pemex y murieron calcinados 96 personas, tuvo como causas principales la imprudencia y las prácticas ilegales de los pobladores, pero también las sumas de negligencias, omisiones e incapacidades por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Gobierno federal tardó en reaccionar y en otras ocasiones simplemente no lo hizo. Ciñámonos a los hechos y a su cronología. La toma clandestina se detectó a las 2:30 de la tarde del viernes 18, pero no fue sino hasta las 6:20 cuando se cerró, minutos antes de que ocurriera la explosión (6:50).

Esto significó cuatro horas de flujo ininterrumpido de gasolina, tiempo que permitió la aglomeración de 800 personas, quienes estaban saqueando el ducto perforado por los huachicoleros ante la pasividad del ejército y la policía federal.

Precisamente, éste es otro hecho clave de la tragedia: la inacción de las fuerzas del orden. El presidente dice, en ese sentido, que no quiere reprimir al pueblo. Pero no se trata de eso, sino de hacer valer la ley. El saqueo de combustibles estuvo por más de cuatro horas, durante todo ese tiempo la autoridad sólo fue un espectador. 

¿Por qué al ver la desventaja en fuerza no mandaron más soldados? Reitero: tuvieron cuatro horas para llamar refuerzos, ya que hay 25 mil  efectivos cuya labor se focaliza a la lucha contra el huachicoleo. Los soldados no persuaden; actúan. Por lo tanto, hay responsabilidad, no tanto de la veintena de soldados, sino más bien de los mandos.

Igual la policía federal, la cual debió haber actuado ante la comisión de un delito. Hay un gran estigma en el uso de la fuerza pública. Volvemos a lo mismo, no es reprimir, sino hacer valer la ley, fortalecer el estado de derecho. Pero lo políticamente correcto censura y reprueba la confrontación.

Se ve mal que un policía o un soldado sometan con la fuerza a una persona, pero no se dice nada cuando se agrede y violenta a miembros de la fuerza pública. Por cierto, hay videos previos a la explosión en los cuales se ve cómo los pobladores agreden a miembros del ejército. Días antes, una turba secuestró a elementos de las fuerzas armadas; en ese contexto, ¿por qué los dejan solos? ¿Dónde está el respaldo?

Dos puntos

Así como Felipe Calderón soliviantó la violencia del narcotráfico con una estrategia mal planeada –cuyas muertes aumentaron durante el gobierno de Peña Nieto--, el plan de combate al robo de gasolina del presidente Andrés Manuel se encamina a tener el mismo resultado ominoso para el pueblo de México.

Una mala estrategia genera malos resultados. En el sexenio anterior de Vicente Fox hubo un total de 70 mil 899 defunciones por homicidio en el país; durante el sexenio de Felipe Calderón se registraron 132 mil 065 homicidios y en la administración de Enrique Peña Nieto se elevaron a 152 mil 992.

La mala estrategia –en la cual el gobierno de México persiste todavía-- contra el combate al narco sólo generó un incremento de la violencia delincuencial. Así como la mala planeación y la falta de orden y claridad del plan contra el robo de gasolina del presidente, inaugura una nueva etapa de violencia del crimen organizado y otro tipo de afectaciones a la población.

Las  consecuencias de esta mala estrategia ya las estamos padeciendo, como el desabasto que se originó en 10 entidades de la república, incluido la Ciudad de México, cuyas afectaciones económicas, en las tres primeras semanas de enero, ascienden a los 20 mil millones de pesos, de acuerdo a la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin). Y esto sólo es el comienzo si no se replantea la estrategia.