Luis Eduardo Aute sabe lo que es ser espléndido: tres horas de concierto lo demuestran. El cantautor español estuvo en Colima como parte de su gira por México, para presentar su nuevo material discográfico titulado Intemperie….y además ofreció a los asistentes –que casi coparon las butacas del Teatro Universitario— la interpretación de temas que le han dado reconocimiento mundial: Sin tu latido, Cinco minutos, La belleza, Al alba, Alevosía, Rosas en el mar y muchas más.
Lo anticipó desde el inicio del concierto: Luis Eduardo Aute aseguró que se avecinaba una velada larga porque cantaría las más de trescientas canciones que están atrapadas en sus producciones discográficas; los asistentes rieron más feliz que nerviosamente ante la idea de estar sentados por horas.
Y entre canciones y confesiones transcurrió la noche, Aute contó como si fuera un secreto que es creyente: “Y creo en Dios porque creo en el sexo” y agregó que el Big Bang seguramente no es otra cosa que el gran orgasmo de Dios.
Las letras de Intemperie nos obligan a volver los ojos hacia adentro: Aute es capaz de hacernos sentir nuestros huecos y carencias, pero aún así la esperanza siempre aparece como telón de fondo en sus composiciones.
Luis Eduardo Aute –quien estuvo acompañado, en el escenario, por cuatro músicos— protege el derecho que todos tenemos a soñar, nos hace ver que a veces nos avergüenza –¡y no debería ser así! ser felices, o que somos víctimas de las fatalidades del consumismo.
Pero luego –después de haber confesado que era un creyente— Aute comenzó a hablar de alguna que otra barbaridad del catolicismo; se ríe de la idea de que un Papa se crea el representante de Dios en la tierra: “Hay gente encerrada en el manicomio con patologías más leves”.
Y cuando, después de dos horas, parecía que el concierto estaba liquidado; Aute atendió al llamado de los aplausos que no menguaban y volvió al escenario para ofrecer un set con sus éxitos; y ahí en la recta final –que, de hecho, ejecutó a capela– sacó a voz en cuello letras irreverentes: el diálogo entre dos hombres que quieren estar con la misma mujer: “Una de dos: o me llevo a esa mujer o entre los tres nos organizamos, si puede ser”; canciones dolorosas: “Quiero que no me abandones, ay amor mío al alba” y canciones esperanzadoras donde reivindica el espejismo de intentar ser uno mismo.
El público colimense fue respetuoso: lo aplaudieron en los momentos precisos y, ante el comienzo de una canción que les resultaba familiar se despertaban con un susurro que se liquidaba en cuanto Aute se ponía –con su voz potente y clarísima- al micrófono.
Luis Eduardo Aute nos obligó a vernos en la intemperie; los asistentes salimos a la calle y éramos diferentes: sabíamos algo nuevo que no podíamos nombrar, teníamos una sensación de grandeza impregnándonos la piel, íbamos mojados por las humedades propias.
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