HELICÓPTERO
La sabia conseja que dice que “si a todos quieres complacer, feliz a nadie podrás hacer”, que uno puede ver ejemplificada en la bella fábula de “El hombre, el hijo y el burro”, podría utilizarse para hablar del tema relacionado con la compra del helicóptero por parte del gobierno del Estado. Debo decir, antes, una sola cosa: el debate me parece anodino, tanto por parte de aquellos a quienes no les parecen nada las decisiones del gobierno como también por parte del propio gobierno, que responde a todas y cada una de estas críticas a veces de forma innecesaria. Enfrancarse en dar respuesta a tales críticas con el fin de evitar que se pongan en duda las buenas intenciones gubernamentales es como quererle ganar el pleito a un sofista. Si el gobierno del Estado hubiera comprado un yate, habrían dicho que la urgencia era un helicópero. Si hubiera comprado un helicóptero de ocho plazas, habrían dicho entonces que seguramente era para que el gobernador y algún amigote se fueran de paseo con sus familias, y no faltaría quien aseguraría haberlo visto sobrevolando el río Amazonas. Si no hubieran comprado nada, habrían dicho entonces que el dinero que se tenía proyectado para la compra de un helicóptero se lo embolsó seguramente alguien. Y así hasta el infinito. Se ha hecho una comisión para evaluar y validar la compra del helicóptero, lo que me parece prescindible, pero si ya está, adelante, nada más que estén advertidos de que al rato dirán que esta comisión está conformada por personas aliadas al gobierno y, por tanto, es necesario desmantelarla y hacer una consulta ciudadana para conformar otra con personas que sean de países lejanos y no tengan relación ninguna más que con el helicóptero, sobre el que han opinado diputados como Milton de Alva, asesorado por, según él, expertos en el tema. Yo también voy a buscar asesoría especializada aquí en Nueva Zelanda y centraré mi disertación sobre el tipo de portavasos que todo helicóptero que se jacte debe tener. Si el gobierno cree que, de acuerdo a su plan de combate a la inseguridad, la necesidad de un helicóptero es irrefutable, y esa compra se hace conforme a la ley (no conforme a los tribunales mediáticos o las opiniones de todo el mundo), entonces no hay más que hablar. El helicóptero se usará para tales fines, y punto. Si hay inconformidades o sospechas, que se utilicen las vías correspondientes (el Órgano Superior de Auditoría y Fiscalización Gubernamental, por ejemplo) para que se aclaren las cosas y se impongan las sanciones, cuando haya lugar. Si los creadores de estas instancias no creen en ellas, y prefieren los medios de comunicación para dirimir sus inconformidades, entonces sí estamos jodidos y habría que empezar, otra vez y cada vez, desde el principio.
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