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ESCUELAS NORMALES Y LENGUAS INDÍGENAS
En nuestro país, las lenguas indígenas conocidas oficialmente son más de 60, sin contabilizar sus respectivas variantes lingüísticas o dialectos, lo que en parte hace que hasta la fecha no hayamos podido, como país, resolver el problema de exclusión y de atención que nuestras comunidades indígenas sufren en todos los sentidos: educación, salud, transporte, trabajo bien remunerado, vivienda, y un largo etcétera. Cuando esas comunidades se quieren manifestar, aunque expongan en español sus necesidades y planteen claros y convincentes argumentos, pareciera que los que deberían escucharles y apoyarles, no les entienden, a veces es tanta la soberbia, que nosotros, los monolingües, los que hablamos solo español, nos creemos más competentes que ellos, los indígenas, que son bilingües y biculturales.
Nada menos la semana pasada, en alguna nota perdida por ahí, se exponía que representantes de más de 11 Escuelas Normales (es decir, formadoras de docentes) de Oaxaca, se manifestaban rechazando la implementación del Nuevo Modelo Educativo, y entre sus razones exponían que no podía nuestro gobierno federal priorizar el inglés dejando de lado nuestras, cada vez más ninguneadas, lenguas indígenas, y menos en Oaxaca, donde existen 16 grupos étnicos. Y claro que no se debe, ni se podría permitir tal atropello, ¿qué no ve nuestro gobierno que los niños indígenas deben contar, en lo posible, con maestros que hablen su misma lengua? Maravilloso que los maestros que llegan a esas comunidades hablen inglés, sí, aunque nunca puedan ponerlo en práctica, pero sería aún más maravilloso que el maestro que llegue a esa escuelas, ya de por sí en el olvido y la precariedad, conozca no solo de cuestiones pedagógicas, domine técnicas didácticas, sepa de fondo sobre la historia y cultura de la comunidad y del país sino que también domine el idioma de esa comunidad, ya que si no lo tiene, si bien no será imposible el aprendizaje, éste se adquirirá con severas limitantes.
Esa protesta me hizo recordar a un ex alumno, precisamente de padres oaxaqueños, quien solía reprobar muchas asignaturas cada bimestre, además de que seguido se “sentía enfermo”, al grado que vomitaba o le dolía la panza asiduamente. Siempre tuve la convicción de que muchos de sus “males” eran, de alguna manera, una forma de manifestar su no inclusión en la escuela. Una de las tantas veces que fue su mamá a pedir información sobre el aprovechamiento escolar, se le informó que tenía tres reprobadas: Ciencias, Matemáticas e Inglés. Se quedó pensativa y luego dijo que, Ciencias y Matemáticas sí se le dificultaban a su hijo y que iba a ver cómo le haría, pero de Inglés, dijo, esa ni me importa, no importa que la repruebe, con que no olvide mi lengua el zapoteco tengo, porque esa es la que de verdad vale. De verdad que el dicho de la señora me emocionó, porque perder una lengua materna es perder todo un valioso vínculo cultural y amoroso.
Los normalistas se manifestaban pues, preocupados de que el inglés desplace a las lenguas indígenas, y yo, desde aquí, me uno a su protesta, porque no puede permitirse que los indígenas sigan excluidos y menos por cuestiones de lenguaje. Rescatemos esas lenguas indígenas, los maestros son el medio perfecto para lograrlo. No olvidemos que como afirmaba Samuel Johnson: “en el idioma está el árbol genealógico de una nación”.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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