BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 21/02/2018

LA NUEVA MAFIA DEL PODER

Considerada hasta hace poco por Andrés Manuel como el símbolo inequívoco de la corrupción e integrante de la “mafia del poder”, la maestra ahora lo apoya a través de su nieto Fujiwara Montelongo en la operación política dentro de Morena. Elba Esther se encuentra en prisión domiciliaria por los cargos de enriquecimiento ilícito y delincuencia organizada. No está libre, ojo.

Sumado a este apoyo, Andrés Manuel tiene el respaldo de la peor mafia que hay en México, la cual lucra con la educación de cientos de miles de niños, niñas y jóvenes: la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), a quienes ya prometió regresarles la rectoría de la educación para que puedan seguir marchando impunemente en la defensa de sus intereses fácticos, siempre en detrimento de la educación en México.

Con Andrés Manuel en la presidencia, la CNTE controlará de nuevo la nómina educativa, compeliendo así a los maestros para participar en plantones para ejercer presión política: si marchas te pago, de lo contrario no. Así, pues, adiós a la evaluaciones y que la niñez de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, bastiones de la disidencia magisterial, se jodan y no tengan clases. Porque “el Maestro, marchando, también está enseñando”.

Otro aliado de AMLO: Alberto Anaya, quien está en el centro de una investigación de la Procuraduría General de la República (PGR) por presuntamente lavar dinero.  La investigación del Ministerio Público de la PGR indica que la esposa de Alberto Anaya recibió 100 millones de pesos del gobierno de Nuevo León para el financiamiento de los centros escolares infantiles. Sin embargo, los recursos fueron depositados en un fondo de inversión, y después transferidos a cuentas bancarias privadas.

Pero hay más: el hombre de las ligas, quien estuvo grabado en video tomando billetes a manos llenas, René Bejarano, está con AMLO. También está el amigo de Fox, quien fue acusado por la PGR por desviar dinero para la campaña del PAN, Lino Korrodi. La lista sigue: el confeso criminal electoral, quien fue secretario de gobernación con Miguel de la Madrid y que formó parte de la maquinaria priista cuando, según palabras de él mismo, le robaron la elección a Cuauhtémoc Cárdenas; sí, Manuel Bartlett está con López Obrador.

Además de los señalamientos de corrupción de quienes apoyan a Andrés Manuel, también está la incongruencia, el oportunismo y el cinismo político en el partido que, para muchos, es la única esperanza de México. En esa tesitura se añadió, con la venia de López Obrador, la que hace poco era la vocera de la mafia del poder, Gabriela Cuevas. Con la promesa de una diputación, Gabriela Cuevas pasó de decirle despectivamente López a secas a  licenciado Andrés Manuel López Obrador, como se dirige a él cualquier subordinado del tabasqueño. De ese nivel la política.

Otro rayito de esperanza: Marcelo Ebrard, cuya gestión en el Ciudad de México quedó marcada por los escándalos de corrupción de la línea 12 del metro, la cual fue inaugurada poco antes de terminar su administración y que después tuvo que ser suspendida, pues aunque era una obra nueva requería reparaciones por más de 200 millones de pesos.

O Leonel Cota Montaño, nombrado enlace de Morena en Tabasco: durante su gobierno en Baja California Sur al menos 100 familiares de Cota Montaño vivían del erario, entre ellos su primo Narciso Agúndes Montaño, a la postre su sucesor en el gobierno estatal. 

Pero el nepotismo no le molesta a López Obrador, quien colocó en cargos estratégicos dentro de Morena a sus propios hijos: José Ramón, coordinador de Morena en el Estado de México; Gonzalo, que se encarga de la organización de los comités seccionales y Andy, su predilecto, quien de facto tiene las mismas atribuciones de Yeidckol Polevnsky. Así, pues, la esperanza de México se cierra en los hijos de López Obrador y sus polémicos aliados políticos.

DOS PUNTOS

Mientras que en Morena los corruptos se solapan para buscar mejores posiciones --de llegar a la presidencia AMLO--, el gobierno de Peña Nieto emprendió procesos o metió a la cárcel a más políticos corruptos que en cualquier otro sexenio: Roberto Borge, Javier Duarte, Tomás Yarrington, Guillermo Padres, Luis Armando Reynoso Femat, Jesús Reyna García, Andrés Granier Melo y Flavino Ríos. En todos estos procesos José Antonio Meade coadyuvó, en su momento, como autoridad hacendaria.