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LA PANGA

MAYAHUEL HURTADO | Opinión | 12/09/2017

CRONICA DEL MAREMOTO DE CUYUTLAN EN 1932

El terremoto más fuerte que se ha registrado en la historia del México moderno ocurrió en el año de 1932 entre las costas de Colima y Jalisco, fue de 8.4 grados en la escala de Richter y fue el que desencadenó el tsunami que arrasó con el vecino pueblo de Cuyutlán, que se encuentra a menos de 30 kilómetros de Manzanillo.

El año pasado, el periódico de circulación nacional “La Crónica” publicó una interesante investigación sobre ese tsunami, mismo que hoy transcribimos para todos nuestros lectores y lectoras:

“El maremoto ocurrió a finales del mes de junio de 1932; en ese tiempo la playa de Cuyutlán, Colima, era un centro vacacional muy importante, más que muchos del resto del país. Aquí venían a vacacionar presidentes de la República con sus familias, dice a este diario el ingeniero Rafael Tortajada Rodríguez, cronista de Villa de Alvarez. El maremoto fue tremendo y todavía existen algunas huellas de la parte por donde pasó, cuenta don Rafael y explica las dimensiones de la ola que llegó: ‘Si la diferencia entre parte plana y la alta es de más de 12 metros, entonces la ola midió más, unos 15. Esas son las consideraciones que hacemos sin tener una base científica. Si esto está así de alto y lo pasó quiere decir que el agua que llegó cuando menos era de dos o tres metros más que el médano’.

“Esta playa era tan importante que en esa época conocida como el Maximato, había trenes especiales que salían desde México y traían a la gente que quería ir a pasear a aquellas playas del Pacífico. Refiere el ingeniero Tortajada que estando los turistas en la playa ‘en un de repente vieron que el mar se retiraba unos 400 ó 500 metros de la playa. La arena se vio sin agua y en donde se formaron charcos habían quedado chapoteando algunos peces. La gente corrió y se metió a agarrarlos, según ellos a gozar de la arena de la playa que ya había crecido mucho. Cuando en un momento, no se sabe cuánto tiempo había pasado, se vino el rebote del mar y por más que corrieron estas gentes ya no pudieron salvarse’. Entonces llegó una ola enorme. Todavía existe parte del médano que había en la orilla donde ésta chocó; alcanzó a pasar el médano (de unos 12 metros de altura) y arrasó con los hoteles que había en ese tiempo. El agua se llevó casi todo el pueblo y llegó hasta lo que hoy es la estación del ferrocarril. Ahí se hicieron lagunas e inclusive andaban en ellas peces grandes que el mar se trajo. En el centro de Cuyutlán quedó una de estas lagunas ‘porque al brincar el tsunami la parte alta donde estaban los médanos ahí se quedó el agua por mucho tiempo’.

“Con el paso de las semanas el agua desapareció y los peces se murieron. La gente, debido a su terror, ya ni siquiera los pescó. Hubo un caso muy desgarrador que recuerda este cronista de Colima: ‘Un matrimonio vivió la tragedia de dos maneras. Cuando vieron que se venía lo que ellos llaman el burro de agua (un volumen grande), el esposo se quedó petrificado por el miedo, en cambio la señora reaccionó a tiempo y se aventó a la parte baja de la ola, con lo que se salvó. Aquí nada más fue una ola, no como en Asia. Cuando bajó el agua encontraron al señor muerto, estrellado contra un árbol’.

“Los muertos de aquí fueron muchos; sin embargo, por la época hubo una gran dificultad para elaborar cuestiones censales y no se supo realmente la cantidad de defunciones, ya que muchos desaparecieron. Este desagradable suceso quedó en el recuerdo, porque además en ese año hubo dos temblores en Colima: Uno al principio del mes de junio y otro al final. ‘Fueron famosos porque en esas dos veces hubo bastantes muertos, mucha gente. Desde luego, como es natural, los que son muy creyentes le echan la culpa a un castigo divino; los que se salvaron dicen que fue un milagro. Inclusive hay quien asegura que la Virgen de la Candelaria, que se venera en el poblado de Tecomán, se salió del templo y fue a detener el tsunami… pero lo detuvo cuando ya había llegado al final, cuando ya había causado todos los estragos’, expresa el ingeniero.

“Este maremoto estuvo íntimamente ligado con los dos temblores que sacudieron Colima en ese entonces. ‘El epicentro estuvo a más o menos a mil 500 kilómetros de distancia en el Pacífico. En ese entonces no había forma de poder evaluar el sitio donde se había originado pues nuestro país estaba en pañales en ese aspecto y aquí en el estado todavía más, porque la gente a pesar de los problemas y de los temblores vivimos en forma muy plácida’.

“La gente en Cuyutlán se dedicaba en ese entonces a la cuestión turística, y vivían de los hoteles que estaban ahí instalados. ‘Los más famosos eran los Cevallos, de un señor Carlos Cevallos que por cierto acaba de morir. Y a su hotel llegaban Plutarco Elías Calles, Pascual Ortiz Rubio, Lázaro Cárdenas. Venía gente invitada por los políticos porque querían darle difusión al aspecto turístico del lugar’. Esta crónica de don Rafael Tortajada Rodríguez muestra que en el país se han producido maremotos de importancia. Al respecto, Carlos Valdés, jefe del Servicio Sismológico Nacional, dijo recientemente que si el fenómeno marítimo de Asia el 26 de diciembre del año pasado, generado por el sismo ‘se hubiera presentado en Filipinas a la misma hora (20:30 tiempo de México), las olas hubieran llegado a las costas mexicanas 10 horas después, aún con fuerza suficiente para causar daños importantes’”.

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