PUPITRE AL FONDO

BLANCA F. GÓNGORA | Opinión | 25/05/2017

CONSEJO TÉCNICO ESCOLAR: “VIERNES SIN CLASES”

Ya está instituido que el último viernes de cada mes los estudiantes de educación básica no van a la escuela porque  no hay clases y eso a muchos padres de familia les implica un cambio drástico en sus rutinas familiares y laborales. Ha sido tan fuerte el impacto que, incluso, se han ofertado -tanto por particulares como por algunas instituciones como el DIF Estatal- diversas actividades culturales, deportivas y recreativas, para brindar a los niños y niñas un lugar para pasar el viernes mientras sus padres siguen cumpliendo sin problema sus jornadas laborales. Entonces, se nos viene a la mente la cuestión: ¿será realmente necesario continuar con estos espacios que los maestros, junto con sus directivos, tienen cada fin de mes? La respuesta es rotunda y absolutamente afirmativa: Sí. Porque es un espacio de reflexión pedagógica, de planeación didáctica y de diseño de estrategias educativas para una mejora continua de la educación.

A estas reuniones se les conoce como de Consejo Técnico Escolar, y asisten los directivos y docentes que laboran en cada escuela. Siempre existe una propuesta de guía de trabajo elaborada a nivel nacional, pero cada escuela tiene la autonomía de enfocarse, además, en sus propias problemáticas. Son jornadas planeadas estratégicamente con anticipación para que cada momento sea aprovechado al máximo. Si no es ahí, no tendrían los docentes un espacio para dialogar y trabajar como equipo, porque el día a día, aunque todos sean compañeros en la misma escuela, imposibilita reunirse para tratar todas las temáticas que la escuela impone.  Es en este espacio de “viernes de consejo”, donde, entre otros aspectos, se puede profundizar sobre la problemática de tal o cual niño, o sobre las peripecias para atender el rezago educativo y la deserción escolar o discutir las estrategias para aminorar el inevitable “bullyng”,  así como replantear  acciones  para mejorar el aprendizaje de los alumnos. Los docentes están cumpliendo su función, pero no han podido tener mejores resultados porque lo que falta ya no está del todo en sus manos. ¿Cómo detener la deserción escolar cuando su alumno se va porque se requiere que ayude con el ingreso económico en su casa, o porque ya no puede con todos los gastos que “la escuela gratuita” implica? ¿Cómo atender el rezago educativo si los alumnos no aprenden como es debido porque además de hambre tienen carencias afectivas y familias disfuncionales? ¿Cómo combatir el “bullyng” cuando la sociedad donde viven es el más claro ejemplo de la sola ley del más fuerte y del "sálvese quien pueda"? Los maestros no se cansan y siguen en la búsqueda de una mejor calidad de la educación, haciendo mucho con lo poco o nada que el gobierno da a las escuelas, pero creyendo siempre en la posibilidad del cambio social que la educación puede generar. Ánimo maestros, sigamos en la lucha y aprovechemos al máximo nuestro Consejo Técnico Escolar.  

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