LA PANGA

MAYAHUEL HURTADO | Opinión | 11/05/2017

EN EL MAR ANTE UNA EMERGENCIA, EL DERECHO A LA VIDA ES GARANTÍA…

Dentro de mi acercamiento con la Armada de México, cuando tuve la oportunidad de estar en el Centro de Instrucción Naval como instructora externa, recuerdo un curso de sobrevivencia marina el cual es maravilloso, pues ante cualquier situación de emergencia, existe una balsa equipada con abastecimiento, en la que pueden estar poco más de una docena de personas y sobrevivir por espacio de varios días, y es tal el entrenamiento que se les da a los elementos, que representa el curso en sí una experiencia en la que si aprendes bien, es la diferencia entre salvar tu vida o perderla.

Y debo hacer extensivo mi reconocimiento a los hombres de agua salada, que independientemente de si la embarcación es militar o mercante, cuenten con alternativas para saber de manera eficiente ¿Cómo reaccionar ante un incendio o hundimiento de una embarcación mar adentro? Y para que se atienda con éxito, quien lleva el timón debe ser aparte de sagaz una persona que goce de un control total de sus emociones, puesto que un error puede significar la diferencia entre salvar a la tripulación o terminar la historia de manera desastrosa.

Cuántas veces no hemos visto películas en las que las embarcaciones han sufrido alguna eventualidad negativa y que ante la pronta acción del Capitán  sólo culmina el hecho en cuantiosos daños materiales. Hoy querido lector, lectora, les compartiré un reportaje de la cadena CNN escrita por Jethro Mullen, que nos relata una historia digna de ser recordada:

Cuando el HMS Birkenhead —un barco británico que transportaba soldados— empezó a hundirse en las aguas de Sudáfrica en 1852, el capitán y los oficiales militares que iban a bordo permitieron que las mujeres y los niños abordaran primero los botes salvavidas.

El capitán y muchos de los soldados se quedaron a bordo del barco hasta el final y perecieron en el océano mientras las mujeres y los niños quedaron a salvo. Se considera que su galante sacrificio ayudó a establecer el estándar de la conducta honorable en el mar.  En las décadas que han transcurrido desde entonces, ha habido esporádicas demostraciones de valor de los capitanes y la tripulación que dieron prioridad a sus pasajeros, como el capitán Edward J. Smith, quien se hundió con el Titanic.

Sin embargo, ese valor ha faltado notoriamente en dos de los mayores desastres marítimos recientes: Lee Joon-seok, el capitán del Sewol —el transbordador surcoreano que se hundió en abril de 2014— ha sido blanco de duras críticas por haber abandonado el barco mientras aún había cientos de pasajeros a bordo. Decenas de ellos murieron y hubo varios desaparecidos.

Las acciones de Lee suscitaron comparaciones con el capitán Francesco Schettino, quien estaba al mando del crucero Costa Concordia que chocó con un arrecife en las costas de Italia en 2012, incidente en el que murieron 32 personas (…) Los casos del Sewol y el Costa Concordia han suscitado dudas sobre las obligaciones del capitán para con los pasajeros cuando un buque se encuentra en problemas.

Al abandonar el Sewol poco después de que empezara a hundirse, Lee faltó a algunos de sus deberes principales, dicen los expertos. "La primera responsabilidad del capitán es la seguridad de su tripulación y sus pasajeros", dijo a CNN el capitán James Staples, consultor marítimo. "Debió quedarse a bordo de ese buque hasta que supiera que habían evacuado a todos con seguridad. Otra de las razones por las que se queda a bordo de la nave son los derechos sobre lo que se recupere. El que el capitán haya abandonado la nave prematuramente no es la forma en la que debe hacerse".

De acuerdo con una convención marítima internacional sobre la seguridad de la vida en el mar, el capitán es el responsable del barco y de toda la gente que va a bordo, pero no se estipula que el capitán deba quedarse en el barco durante toda la crisis. "No necesariamente quieres que un capitán muera con el barco. No obstante tiene la responsabilidad de la seguridad de todos los que van a bordo de ese barco", dijo Cade Courtley, antiguo miembro del equipo táctico SEAL de la Armada estadounidense y presidente de SEAL Survival. "Tiene que estar allí y encargarse de eso", dijo Courtley a CNN. (…) en ambos casos, los capitanes enfrentaron cargos judiciales, debido a que abandonar el barco con la tripulación a bordo es un delito marítimo. La ex presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, equiparó los actos de Lee y de algunos de los tripulantes del transbordador con el homicidio.

"Cuando la dirigencia se rompe y huye, queda un vacío casi imposible de llenar", dijo a CNN. "Los tripulantes debieron dirigirse a las estaciones de las lanchas salvavidas. Algunos tripulantes debieron haber reunido a los pasajeros para saber cuántas personas había. Si faltaba gente, otros tripulantes debieron revisar el barco para encontrarlos". Aunque la ley estadounidense no especifica que abandonar el barco sea un delito, la tradición dicta que el capitán sea el último en abandonar un barco que se hunde, de acuerdo con los expertos en leyes.

"En general, el capitán es el último que sale de ese barco", dijo Staples.

 Hasta ahí el fragmento del reportaje que nos muestra que aún en alta mar, ante la desgracia, prevalece el derecho humano a salvar la vida, que más que un acto legal, debe ser por mucho una decisión que obedece a códigos de ética y valor que son inquebrantables. Mi reconocimiento a quienes en alta mar se dedican a la captura de atún, a quienes atraviesan el océano movilizando cargas de un continente a otro y muy en especial a los elementos de la Armada de México, que cuentan con una capacitación que les permite actuar de manera correcta ante un siniestro.

REMO: ya se cumplieron 10 años de la muerte de mi padre, por mucho un  maestro que trabajó durante cuatro décadas para extender la actividad educativa en las zonas rural e indígena. Un gran maestro que bajo el compás y la regla, aportó para que lo que los alumnos que acudían a la escuela, adquirieran conocimientos y competencias para cambiar su realidad social. Hasta siempre

REMO 2: Treinta y dos compañeros periodistas me han mostrado su solidaridad a través de diferentes espacios, a ellos gracias; no puedo dejar de agradecer a los maestros por su apoyo, siempre es bueno sentirse cobijado.