PARACAÍDAS

ROGELIO GUEDEA | Opinión | 16/03/2017

NO NECESITAMOS A ¿CÓMO VAMOS, COLIMA?

Ya lo dije una vez y lo repito: los colimenses no necesitamos a una asociación desacreditada y socialmente ilegítima como ¿Cómo vamos, Colima?, y menos cuando sus pretensiones son llevarse del presupuesto de los ciudadanos de la entidad 8 millones de pesos anuales para, supuestamente, poder realizar su trabajo. Esta asociación, conformada por personajes que tienen una estrecha relación con miembros del gabinete del mandatario Nacho Peralta (no hace mucho circuló una foto donde se les ve vacacionando a Guillermo Brun y a Kristian Meiners con sus respectivas familias en una playa), nunca acreditaron imparcialidad ni, por tanto, la transparencia que ellos mismo piden de los gobiernos que intentan evaluar. Nacieron como comparsa del candidato priista Nacho Peralta durante las elecciones pasadas y fungieron siempre como sus corifeos. Que los hayan dejado llegar tan lejos, eso es un asunto que sólo el propio gobierno podría explicar. Ahora intentan legitimarse con la sociedad poniéndole al gobierno del estado una calificación de cero en seguridad y salud, lo que supuestamente ha desatado la furia del secretario general de gobierno Arnoldo Ochoa, quien considera ésta una calificación desproporcionada. Yo creo, sin embargo, que esta estrategia tampoco habrá de servirle a ¿Cómo vamos, Colima? para poder acreditar su responsabilidad política frente a una sociedad cansada de que estas asociaciones falsarias las manipulen y engañen. Si quieren seguir haciéndole al cuento con sus evaluaciones (que no sabemos ni bajo qué parámetros las hacen ni cómo recaban la información ni nada de nada), que las hagan, pero en realidad no necesitamos que ¿Cómo vamos, Colima? nos diga que el gobierno de Colima ha reprobado en seguridad, salud y en otros muchos rubros porque eso está a la vista de todos todos los días. Los colimenses lo padecen consuetudinariamente. La violencia crece a pasos agigantados sin que nadie haga nada por resolverla, y vaya que el ahora gobernador Nacho Peralta tuvo como lema de campaña precisamente el de que viviríamos felices y seguros. La cabeza que apareció al interior de la Presidencia Municipal de Manzanillo es el paradigma de la violencia que sufrimos y, por tanto, nos orilla a una reflexión crucial: cuando estamos ante un serio problema y no hacemos nada para resolverlo, entonces podemos pensar en dos cosas: no lo resolvemos porque no podemos o no lo resolvemos porque no queremos. Ambas razones son reprochables, pues muestran, por un lado, incompetencia e  incapacidad gubernamental y, por otro, complicidad con sabe Dios qué intereses que se anteponen al bienestar de la sociedad colimense. ¿En qué momento el gobernador del Estado nos presentará su estrategia estatal de combate a la inseguridad que padecemos todos los días los colimenses? En esto es precisamente en lo que asociaciones como ¿Cómo vamos, Colima? deberían realmente centrarse y no en estar buscando las argucias politicoides para hacerse de jugosos recursos, negociados bajo pactos políticos infames, que bien podrían beneficiar a rubros sensibles de la sociedad, como el de la educación y el deporte, o muchos otros programas de asistencia social tan necesarios para muchas familias colimenses que viven en situaciones verdaderamente  precarias.

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