PUPITRE AL FONDO

BLANCA F. GÓNGORA | Opinión | 10/11/2016

RECORRIDOS CULTURALES: APRENDIZAJES SIGNIFICATIVOS

Pocos recuerdos quedan tan grabados en la memoria como el viajar en grupo. Y estos se potencian más cuando vas con tus compañeros de escuela, guiados por tu maestra y acompañados de uno que otro padre de familia, que nunca pueden ni deben faltar.

En estos “paseos” pareciera que los contenidos temáticos poco o nada importan, y pese a que van contemplados en una planeación didáctica previa, nadie (ni el mismo profesor) podrá realmente constatar todos los demás aprendizajes que en ese “fugaz” recorrido quedarán para siempre en la memoria del alumno.

Yo recuerdo gratamente una ida al Río de Armería cuando estaba en cuarto grado; en ese momento disfruté mucho los chapuzones en el caudaloso río, las canciones que cantamos en el trayecto de ida y de vuelta, hasta un rezo que me enseñó la abuelita de mi amiga Liliana, pero ahora, en la distancia, comprendo que entendí las fracciones cuando la maestra nos dividía las rodajas de sandía, practicamos cálculo cuando hipotéticamente hicimos conjeturas respecto a la altura del puente del tren, y del tren mismo. Aprendimos Geografía, Historia, Naturales, redactamos recados, escribimos crónicas, vivimos los valores de la amistad, el compañerismo, la solidaridad y valoramos la importancia de la puntualidad, de la organización y planeación de sucesos, entre otros muchos aprendizajes más.

Respecto a este tema es importante aprovechar los acontecimientos culturales del Estado, como la Feria de Colima u otros, pero creo importante subrayar que la Secretaría de Educación de Colima, en su página web, en el apartado inferior, promociona los “Recorridos Culturales” para alumnos de educación básica. Son visitas guiadas a museos, bibliotecas, zonas arqueológicas, centros culturales, científicos, recreativos, medios de comunicación y espacios ecológicos. Los procedimientos de solicitud vienen ahí especificados así como la lista de opciones. Queda entonces en manos del docente romper con la cotidianidad de lo rutinario y atreverse a planificar y organizar una clase más allá de los cuatro muros que conforman el salón de clase. Como docentes sabemos que ello implica ciertos riegos, mucha organización e incluso gastos económicos, pero pensando a futuro, vale la pena hacerlo, y más cuando nos consta que hay gran cantidad de niños que nunca han salido de su comunidad, ni de su municipio; hecho que por sí mismo vale la pena revertir.

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