PERGAMINO BALOMPÉDICO

ALEX CARBAJAL BERBER | Opinión | 03/06/2016

EL ENIGMA DE MÉXICO EN LA COPA AMÉRICA

Después de la imagen mostrada ante el conjunto chileno, la selección mexicana que ahora dirige el colombiano Juan Carlos Osorio, resulta un indescifrable enigma en las aspiraciones que en teoría presentaba para conseguir el título de la Copa América Centenario.

Como ya es sabido, hay tres grandes favoritos para conseguir esta preciada Copa en la edición en la que se celebran sus primeros cien años de historia. Brasil, como es costumbre, tiene la obligación de demostrar que el fracaso en su Mundial fue un simple tropiezo; Chile, el actual campeón del torneo, sigue teniendo los mismos jugadores desequilibrantes que le dieron el título hace un año ante el tercero de los favoritos, precisamente la Argentina de Lionel Messi, un cuadro que buscará estar a la altura del mejor jugador del mundo, algo en lo que ha fracasado tanto en 2014, en la Copa del Mundo, y en 2015, en este torneo continental, donde quedaron a un paso de conseguir un título después de muchos años de abstinencia para la albiceleste.

El problema de la selección mexicana, a unos días de que se enfrente a Uruguay en su primer duelo de la Copa, es que no tiene un once inicial marcado por la regularidad, y aunque no tiene goles en contra en más de 700 minutos, este dato pareciese un mero anecdotario ante el "baile" que le propinó el conjunto chileno en el último amistoso que sostuvieron antes del arranque de la Copa Centenario. El mediocampo chileno, liderado por Arturo Vidal, y la ofensiva que preside Alexis Sánchez, mostraron la diferencia que hay en cuanto a conjunción entre ambos cuadros.

Osorio es un entrenador con una extraña visión del futbol como espectáculo; en pos del resultado es capaz de sacrificar al más virtuoso de sus jugadores, y no le tiembla la mano cuando se trata de experimentar con futbolistas ya probados, desaprovechándolos en funciones distintas. Por si fuera poco, algunos hombres de su lista de convocados no parecen estar a la altura de las circunstancias, en algo que ya viene a ser tradicional en los llamados de selección mexicana a torneos importantes.

Hay un aspecto que será fundamental para el buen clima interno en la selección mexicana: el manejo del vestuario. Creo que a nadie le hizo gracia que ante el campeón vigente del torneo, el mejor mediocampista de la última temporada en la liga holandesa, Andrés Guardado, hubiese quedado relegado a la banca; tampoco resulta comprensible que un delantero como Chicharito Hernández, quien sí tuvo minutos en la última temporada en la difícil competencia alemana, se le haya tratado igual que cuando no veía minutos en el Madrid o en el Manchester United.

Más allá de todo lo que se pueda decir, calaron las palabras del técnico chileno, Juan Antonio Pizzi, quien no supo definir el estilo de juego de la selección azteca que dirige Osorio; pudiese ser que todavía no hay un estilo definido, y eso es preocupante.

Veremos hasta dónde llega una selección mexicana que tendrá duros rivales, en un torneo donde el futbolista más motivado -y presionado-, por levantar la Copa es el argentino Lionel Messi.