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CULTURALIA

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 06/05/2016

COLIMA Y LAS CUATRO CRUCES

Hará unos meses en el sitio de Colima Antiguo en Facebook me encontré con una narración que en estilo coloquial, sin revelar al autor (que infiero debe ser Miguel Galindo) y a manera de anécdota, nos remite a la leyenda que me ocupa y que hoy retomo para compartirla luego de una verificación de campo y, por supuesto, del correspondiente levantamiento de imágenes sobre las cruces y los lugares.

Dicha narración que retomo con algunos apuntes míos, inicia así: “Recuerdo cuando íbamos a cenar pozole con “doña Chole” a media cuadra de mi casa en la –calle- 5 de Mayo frente a la escuela primaria Miguel Hidalgo (actual Salvador Allende), ella ponía una mesa en la banqueta y sillas de tijera, siempre estaba lleno con gente parada y que iba nada más para oír sus historias. Me gustaba ir a cenar y no tanto por el pozole sino por sus pláticas, quien nos decía “comiendo y platicando”, mientras seguía con sus historias y todos dejábamos de comer para saborear la plática. Todavía recuerdo sus cuentos como el de “la bruja que volaba”, “el alma de don Cuco”, “el Tamarindo encantado”, “la bota fantasma” y “la llorona de Colima”, entre otras.

Ahora les voy a platicar “la historia” de las cuatro cruces, nos dijo esa tarde, me acuerdo cuando mi abuela nos platicaba que en aquel Colima de entonces había muchas catástrofes como los temblores, las erupciones del volcán, los ciclones, la fiebre amarilla (epidemias), incendios, inundaciones, etc., y toda la gente se asustaba y corría el pánico entre los lugareños, muchas veces hasta pensaron cambiar de lugar para vivir, pero esto que les cuento fue allá a finales del 1700s (siglo dieciocho, o sea más o menos en el tiempo en el que el Cura Miguel Hidalgo estuvo oficiando y viviendo en la entonces Villa de Colima -1792-).

Fue cuando un cura, preocupado por la situación –otro, no Hidalgo- y apegado a su ministerio tuvo una idea y la predicó en la iglesia Mayor (sic) (entonces Parroquia de Colima, hoy “Catedral Basílica Menor”), continuaba diciéndonos “Chole”, no recuerdo el nombre de él pero mi abuela me dijo que así le platicaron a ella. El Cura empezó su sermón diciendo “Hijos míos, ya es tiempo de pedirle a Dios que nos perdone los pecados para poder dormir tranquilos, porque aunque ya tenemos a nuestro santo patrón Felipe de Jesús siguen los problemas, ahora, como remedio vamos a poner las cuatro cruces para que nos protejan de todo el mal con el que nos ha castigado Dios nuestro señor mandándonos todos estos desastres.”

Así fue como según, organizando a los vecinos, empezó a colocar las cuatro cruces, cada una orientada a cada uno de los cuatro puntos cardinales, la primera, contra ciclones e inundaciones; la segunda, contra las erupciones y los terremotos; la tercera, contra chubascos e incendios y la cuarta, contra plagas y epidemias; mismas que fueron colocadas y bendecidas en sitios estratégicos del centro de la Villa de Colima, donde como cosa de milagro empezaron a menguar las calamidades; no obstante, no falto quien al poco tiempo hurtó una de las cruces, precisamente la que estaba en la entonces calle de La Libertad, ahora Gregorio Torres Quintero esquina con Corregidora, que habían fijado sobre el capitel de una columna levantada ex profeso al filo de la esquina, la que aun existe y se puede apreciar contra esquina del inmueble de la CFE, cerca del llamado Puente de La Merced, Puente de Piedra o Puente viejo, que data de 1797, remodelado en 1924.

La segunda aun se puede ver en la parte superior, al centro del ochavo de la calle Venustiano Carranza con la misma Torres Quintero, en lo que era la originalmente conocida como Casa de Piedra, luego la Mercería de Piedra y actual Tienda Milano; y, la tercera, que aun existe y que se ubica en la inicialmente llamada Botica De la Cruz, hoy Farmacia de la Cruz, entre Filomeno Medina e Ignacio Zaragoza, en el Barrio de la Sangre de Cristo y la cuarta cruz, según dicen, estaba por la calle Revolución esquina con Mariano Abasolo y le llamaban la Cruz Imán, asentada en la esquina de lo que desde hace décadas es la tienda de Abarrotes “La Nueva York”, cruz que se presume fue tirada por uno de los sismos que ha padecido Colima, probablemente alguno de los de junio de 1932.

Pero cuál es el meollo de esta leyenda, bueno, pues nuestro anónimo interlocutor nos dice: seguía diciendo doña Chole con los ojos muy abiertos, mientras nosotros con la boca abierta entre suspenso y miedo, “dicen que cuando desaparezca o caiga la última de las cuatro cruces Colima desaparecerá todito o sea que se acabara, no quedará piedra sobre piedra porque todo vendrá al mismo tiempo: ciclones, terremotos, erupción del volcán, incendios, plagas, enfermedades incurables…” Y usted ¿Conocía esta leyenda? ¿Sabía que existían esas cuatro cruces? ¿Sabía el por qué de su existencia?

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