La guerra apenas comienza. Y lo digo así, con todas las letras porque ganar el proceso electoral es apenas el comienzo de la primera etapa de una carrera para conseguir el poder a través de la máxima investidura, que es la silla de gobierno.
Qué sigue? Una vez que rinda protesta como mandatario, el gobernador electo, Ignacio Peralta Sánchez, enfrentará el que va a ser el verdadero reto de su ambición personal y político-partidista: restaurar el orden en Colima y esto implica dar a cada quien lo suyo en la administración que va a dirigir durante seis años.
Seguramente, el nuevo gobernador, ya conoce en donde ubicará a las personas y/o representantes de los grupos de poder –económico, sobretodo- que lo ayudaron a elevarse por encima de las expectativas de sus oponentes en el pasado proceso extraordinario. Sería ingenuo pensar que Ignacio Peralta Sánchez alcanza la primera magistratura sin apoyo de nadie, como un lobo solitario en la política, que en estos tiempos es, ya inaceptable. En consecuencia, cumplir con sus compromisos públicos de campaña y privados con los grupos de poder tradicionales en Colima y de la federación, será su siguiente paso.
Lo explico. Nuestro gobernador electo llega al proceso extraordinario “arropado” –vamos a ponerlo de esta manera- por los partidos Verde Ecologista, del Trabajo y Nueva Alianza, además del suyo propio que es el Revolucionario Institucional; y entre todos, obtuvieron una votación que representa el 43.2366% del total de la votación emitida en estos comicios y que según el poco creíble INE, fue de 274 mil 702 votos. Esto es, el abanderado de dichos partidos obtuvo 118 mil 772 sufragios, de una lista nominal de 488,861 ciudadanos.
De esta manera, se entiende que nuestro gobernador electo quien rendirá protesta ante los representantes de los diferentes grupos de poder en el estado y ante la población civil, tiene como primer compromiso responder al apoyo recibido por estos partidos pequeños que llevaron votos a su candidatura y, buscar acomodos dentro de la administración que le generen equilibrios con estas fuerzas, si es que desea seguir trabajando bajo su amparo, pues.
Al mismo tiempo, Peralta Sánchez habrá de concebir una estructura administrativa –si es que no la tiene todavía, lo que se me hace raro- para resolver los compromisos hechos, con quienes ostentan el poder económico local y regional; con la misma estructura de su partido el Revolucionario Institucional. Sin dejar de lado, que habrá de “negociar” con sus detractores más cercanos –electoralmente hablando- en la contienda, es decir, con Jorge Luis Preciado Rodríguez, con Leoncio Morán Sánchez y Martha Zepeda.
CONTINÚA...
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