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NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 04/01/2015

ESCENARIO LOCAL ELECTORAL 2015

El tiempo pasa, como dice la canción y en Colima con este enero ya entramos a la etapa de definición de candidatos para los diversos cargos de elección que se disputarán en unos meses, mientras tanto y no sin sorpresa vemos como ante el disimulo y hasta omisión de la autoridad electoral correspondiente, que así mal empieza como nuevo organismo público encargado de la equidad y transparencia del próximo proceso, los “vivos” que nunca faltan se adelantan en la autopromoción, incluso en carteras que ni se justifica, buscando legitimar una aspiración a la que por derecho no les corresponde, menos por trayectoria y ya no digamos por resultados, en fin, que al menos esto quede como constancia.

De una arbitraria lista de diez (según apuntó el dirigente nacional del propio PRI) a la que cómo adelanté me sobraron siete dedos y nadie más se sumó, a estas alturas ya están perfilados quienes efectivamente desde entonces tenían con qué competir entre sí para luego ganarle la gubernatura a una oposición más virtual que real y que capitalmente representan el PAN, el PRD y la chiquillería que eventualmente se le pegue a uno u otro, antagonistas históricos del partido hegemónico en Colima, se ven deshechos victimas de sus ambiciones de poder y pleitos, con lo que cómo se ha visto, ni aliados y teniendo la presidencia a su favor, han podido encontrar mejor suerte, en mucho por carecer de una propuesta real que garantice un cambio en la forma de hacer gobierno.

De esta manera nos encontramos con que luego del domingo 7 junio próximo, en lo que se denomina elección intermedia y en la que los colimenses habrán de elegir también gobernador del Estado, es muy probable que el mapa político regional cambie si partimos de la redistritación hecha en apego a la densidad poblacional más que jurisdiccional, como estaba antes y a que actualmente el PRI tiene el control de seis de los diez municipios (Armería, Colima, Ixtlahuacán, Minatitlán, Tecomán y Villa de Álvarez), el PAN de tres (Comala, Coquimatlán y Manzanillo), y el PRD de uno (Cuauhtémoc); actuaciones de los munícipes respectivos que luego de poco más de dos años de desempeño en mucho habrán de determinar a su sucesor, pues para bien la gente ya vota más por el candidato que por las siglas que representa.

De este tiempo y en apretada síntesis debo apuntar que varios de los que en 2012 llegaron a las alcaldías lo hicieron por las expectativas creadas y también, como sucedió con las posiciones federales, por el efecto del entonces candidato presidencial, tales fueron los casos de los munícipes propuestos por el PRI y que otros, los del PAN y PRD, lo hicieron en mucho por la combinación de circunstancias internas y externas que al final les favorecieron, pero en ambos casos pocos han revalidado su condición y menos han aprovechado la circunstancia que los puso ahí, así tenemos que de los diez solo cuatro se mantienen en el ánimo y con posibilidades para continuar y son los alcaldes de Colima y Villa de Álvarez (PRI) y Manzanillo (PAN) y la de Cuauhtémoc (PRD).

Ahora bien, vayamos al Congreso del Estado, la otra plataforma que junto con las cámaras federales y las alcaldías de Colima y Manzanillo (principalmente), en las últimas elecciones constitucionales ha sido proveedor de aspirantes a la máxima magistratura estatal o, en su defecto, a cargos de mayor importancia. La actual legislatura, la LVII, conformada por 25 legisladores representantes en su conjunto de seis diferentes siglas partidistas dio al PRI la mayoría con siete de las dieciséis curules disputadas en las urnas: una por Armería, dos de Colima, una de Ixtlahuacán, la de Minatitlán y las dos de Tecomán, a las que les sumaron tres plurinominales, con lo que el tricolor cerró con diez de veinticinco escaños; por su parte el PAN obtuvo seis de mayoría y dos plurinominales, para sumar ocho; el PANAL logró dos a los que sumó otra plurinominal para totalizar tres; mientras que el PRD habiendo ganado una de mayoría, por el total de votos locales sumados recibió otra, quedando con dos.

Mientras que el PT y el PVEM, aliados oportunos y eternos de los llamados partidos grandes, no habiendo ganado alguna por mayoría, ambas nóminas nacionales con mínima representación local, cada una recibió una curul plurinominal para completar así los veinticinco escaños que desde la LIII legislatura conforman al poder legislativo del Estado. Del Poder legislativo esta vez no surgió ningún prospecto con la suficiente fuerza para aspirar a la grande, ni para competir por una curul federal, por lo que la mayoría irá por las alcaldías y cabildos respectivos, otros a esperar resultados para incorporarse a los gabinetes y los menos a la banca a esperar tiempos mejores.