CONCIERTO POLÍTICO

BIBIANO MORENO MONTES DE OCA | Opinión | 04/11/2014

LA CONVENIENTE RENUNCIA DE LOCHO. A Locho Morán Sánchez sólo hace falta que los directivos del PAN en Colima le digan lo mismo que en su momento le dijeron a Carlos Vázquez Oldenbourg al renunciar éste al PRI: “Se va uno, llegan cien”. En la lógica del viejo PRI, por cada uno que abandonara las filas del partidazo, llegaban cien entusiastas para reemplazarlo.

No obstante, hay algunas marcadas diferencias entre una y otra renuncia de políticos locales a sendos partidos: Carlos Vázquez dejó las filas del PRI en los tiempos en los que aún tenía el poder, con todo lo que ello implicaba; Locho Morán, en cambio, se marcha cuando el PAN ya había sido echado a patadas de Los Pinos, tras dos accidentados sexenios panistas.

Así, pues, no es lo mismo dejar un partido en la plenitud del pinche poder que cuando ya lo ha perdido de manera humillante. Pese al riesgo corrido en su momento, Carlos Vázquez obtuvo por primera vez la alcaldía capitalina para un partido de oposición. A Locho Morán le fue de maravilla durante la decena trágica blanquiazul (alcalde en tiempos de Fox, diputado federal con Calderón), de tal suerte que la suya resulta muy conveniente en esta etapa en la que estarán a la orden del día las defecciones, las traiciones y demás sabrosuras.

Es muy conveniente para Locho Morán renunciar al PAN en estos momentos, bajo el argumento de que ya se cerraron los espacios en ese partido del que fue distinguido y prominente integrante. El cinismo por delante: si bien es cierto que en el panismo colimense abundan los corruptos, igual que en los otros partidos, lo cierto es que al ex alcalde y ex legislador federal lo que le molesta es que ya no le hayan arrojado algo para roer los actuales dueños del partido.

Pero eso es ahora, porque en sus buenos tiempos no sólo fue abanderado del PAN a gobernador del estado en la elección extraordinaria del 2005, sino que hasta se dio el lujo de botar al diablo el segundo lugar de la fórmula al Senado de la República que era encabezada por Martha Leticia Sosa Govea. Así, al haber renunciado a una posición que prácticamente ya tenía en la bolsa, su lugar fue ocupado por el suertudo Jesús Dueñas Llerenas.

Fue un error de Locho Morán haber renunciado a la posición que ya tenía, pues el PRI no le representaba una fuerte competencia electoral en ese momento; tanto así, que sin mayores sobresaltos llegaron a arrellanarse en una cómoda curul en San Lázaro la Sosa Govea y el Dueñas Llerenas, donde ninguno de los dos movió alguno de sus varios dedos a favor de Colima, aunque sí salieron mucho más millonarios que cuando entraron.

Aunque lo niegue ahora, Locho Morán tuvo el suficiente poder para hacer y deshacer en el PAN, mientras tuvo a sus aliados al frente de la directiva estatal. Hoy que ya no puede meter ni las narices, renuncia convenientemente a ese partido, dispuesto a ser candidato a gobernador del estado de manera ciudadana o con el apoyo de alguno de los partidos que están acostumbrados a recoger escombro, chatarra, hojarasca, vidrio molido y aserrín.

Que no nos salga con el cuento de que es un demócrata hasta las cachas y que su gran preocupación son los colimenses. En el fondo, como cualquier otro político que le apuesta a la desmemoria colectiva, Locho Morán ansía el poder político a toda costa y al precio que sea. Los idiotas útiles no faltan en ningún partido, agrupación o membrete que se precien de serlo. El ahora ex panista lo sabe y por eso va a lo suyo.

El ex panista Locho Morán pinta convenientemente para ser el abanderado del membrete Cien por Colima, donde parte el queso Teresa Santa Ana Blake, La Pasionaria criollita. Pero el ex alcalde también podría ser arropado por el PRD, que en todo lo que tiene de existencia en Colima no ha podido dar un cuadro ganador propio. Como quiera que sea, su misión será quitarle votos a todos los partidos, pero sin ninguna posibilidad de obtener el triunfo.

En el PAN, por cierto, nada tiene que hacer el senador Jorge Luis Güicho Domínguez Preciado, por lo que su carta fuerte para dar una batalla un poco más digna por la gubernatura del estado es el cachetón y mañoso Virgilio Mendoza Amezcua, siempre y cuando su contrincante del PRI sea Federico Rangel Lozano, pues el panista se haría a un lado si el abanderado tricolor resulta ser el yuppie de Nachito Peralta Sánchez, bendecido por el dedazo presidencial.