TRAGEDIA FAMILIAR. Como si se tratara de historias salidas de la imaginación del dramaturgo William Shakespeare, a algunas familias colimenses pareciera que las persigue la tragedia. Un ejemplo ilustrativo es el de la familia Vázquez Montes, que de nueva cuenta se ha enlutado por la pérdida de dos de sus integrantes: la hermana y la sobrina del ex gobernador del estado.
La hermana de Gustavo Vázquez, profesora de profesión también, gozaba de amplias simpatías entre sus conocidos, de ahí que muchos colimenses resultaran conmovidos al saber del artero crimen de que fueron objeto ella y su hija. A este respecto, es de reconocer que la reacción policiaca fue inmediata, pues el asesino fue detenido poco después de cometer el doble crimen.
Antes de ser Gustavo Vázquez Montes gobernador del estado, un hermano suyo había sido víctima de un asesino serial, al que se conoció mediáticamente como El chacal, que desde meses atrás venía operando en nuestra entidad, pues era originario de Veracruz. Por cierto, este tema fue abordado noveladamente en 41, cuyo autor es el escritor colimense Rogelio Guedea.
El joven asesinado no era en realidad hermano de Gustavo Vázquez, sino sobrino, pues la mamá es una de las hermanas que lo concibió a muy corta edad. Así, en lugar de registrarlo como hijo de ella, los papás –los abuelos, en realidad— le dieron sus apellidos. De manera, pues, que para todos los efectos, el joven era hermano, no sobrino, de los Vázquez Montes.
Por supuesto, lo que más estremeció a la sociedad colimense en general –y a la del país— fue el trágico fin de Gustavo Vázquez, quien viajaba a bordo del avión oficial del gobierno del estado, junto con otros funcionarios, un empresario y la tripulación de la nave. Los cuerpos nunca fueron encontrados en la zona tarasca en la que ocurrió el fatal accidente. Con el asesinato de hermana y sobrina del que murió en funciones de gobernador, la tragedia enluta de nuevo a la familia.
En lo personal, apenas conozco de vista a algunos de los hermanos –a ninguna de las mujeres—, pero con Gustavo me unía una gran amistad por compartir intereses comunes. Por ello, por la confianza que tenía en varios periodistas que cultivamos amistad con él desde que era diputado local, me permito publicar una anécdota que él mismo contaba por haber sido el protagonista.
Los que conocieron a Gustavo saben del sentido del humor que poseía, muchas veces ingenuo, muy propio de los hombres de buen corazón. La historia que relataba ocurrió durante su campaña de gobernador del estado, precisamente en el municipio de Tecomán, donde lo agarró un fuerte temblor.
De acuerdo con su propia versión, habían acudido el candidato y sus acompañantes a un lugar en el que hubo una reunión con numerosos simpatizantes. En el momento que comenzó a sentirse el sismo, todo mundo corrió hacia todas las salidas posibles, menos Gustavo, que ya no pudo hacerlo, por quedar más alejado de alguna posible puerta de escape.
Así, pues, Gustavo aguantó la mayor parte del temblor bajo el marco arquitectónico que se abría cerca de donde se encontraba. Algunos de sus colaboradores le gritaban que corriera hacia donde ellos se encontraban. El abanderado tricolor apenas los escuchaba, concentrado en sus propios temores. Y en esos precisos momentos, cuando el sismo tal vez se encontraba en su clímax, con el humor que lo caracterizaba, siempre autocrítico, decía Gustavo que pensó para sí:
--¡Chingaste a tu madre, candidato!
Después, cuando Gustavo contaba a sus amigos los terribles momentos vividos, con el remate final de la anécdota, todos los presentes estallábamos en sonoras carcajadas.
Mis condolencias para la familia Vázquez Montes.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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