Durante el embarazo aumenta la función renal: Ginecóloga

JOSÉ GILBERTO IBÁÑEZ ANGUIANO | Colima | 17/08/2013

*Alteración de las rutinas sueño de los cambios frecuentes que sufre el cuerpo de las féminas

La especialista en ginecología Mónica Navarro Amezcua, señaló que durante los nueve meses de embarazo, la función renal aumenta y el cuerpo sufre una auténtica revolución hormonal, física y psicológica.

Agregó que el aumento de peso, al crecimiento de la barriga y el pecho, se suma unos cuantos cambios internos que, aunque no se ve, está ahí. Uno de ellos es la alteración de las rutinas del sueño.

Indicó que a los calambres, dolores de espalda, o hinchazón en piernas y pies, se le suma el aumento de relaxina, una hormona que hace que las embarazadas tengan menos estabilidad. Además, la función renal también aumenta, por lo que es necesario orinar con más frecuencia, sobre todo en las últimas semanas, cuando el bebé crece, el útero se agranda y aumenta la presión sobre la vejiga.

“El aparato digestivo trabaja más lento, provocando acidez; y aumenta el ritmo cardiaco por la mayor 'demanda' de sangre desde el útero”.

Expuso que los miedos e inseguridades pre-parto, seamos o no primerizas, también nos quitarán el sueño más de una noche.

Aseveró que es indispensable evitar dormir boca arriba, pues el peso del abdomen presiona la vena mayor que transporta sangre desde la parte inferior del cuerpo al corazón, lo que puede provocar mareos y dolores de espalda. “Por supuesto, dormir boca abajo está menos recomendado todavía”.

Recomendó elegir una postura fetal, preferiblemente sobre el lado izquierdo, pues es la postura que, según los expertos, menos afecta a la circulación sanguínea. Además, colocar un cojín bajo los pies para mantener las piernas ligeramente elevadas y conseguir así una mejor circulación, evitando problemas de hinchazón.

Para terminar, la ginecóloga expresó que es fundamental guardar una rutina de ejercicio suave que te ayude a liberar tensiones, como el yoga, la natación o caminar. Al terminar, darse un baño relajante y, antes de ir a la cama, relaja los músculos poco a poco, para evitar calambres: manos, brazos, muslos, pantorrillas e, incluso, los dedos de los pies.