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SIN MÁS…

PEDRO PUENTE PÉREZ | Opinión | 02/06/2013

Era un día cualquiera, que más da que fuera lunes, miércoles o sábado; era un día de esos en que abordé el camión urbano, la ruta 3 cerca de la Glorieta del Charro.

Por la hora el camión iba casi lleno, subí, pagué el pasaje y dirigí mi vista buscando un lugar para sentarme; casi al final estaba un asiento vacío, me dirigí hacia el (claro, no sin antes casi caer por el arrancón que dio el chofer de la unidad) cuando llegué pude, al fin, sentarme.

Poco a poco se fue llenando más “la ruta”, casi todos jóvenes y uno que otro pasajero de más de 40 años.

En el Jardín de San Francisco se subió una persona mayor, de más de 70 años de edad, se abrió paso entre los pasajeros que viajaban parados, nadie le dejó el asiento y cuando se acercaba a donde estaba sentado me levanté y le cedí el lugar a lo que me agradeció con una sonrisa.

Pocas cuadras después varios pasajeros se bajaron y volví a ocupar un asiento; poco después nuevamente comenzó a llenarse el transporte y una mujer con un bebé en brazos abordó la unidad, de inmediato me levanté y permití que se sentara, la dama agradeció y se recorrió al fondo del sillón para que yo pudiera, también, viajar sentado.

Comenzamos a platicar, me dijo que vivía en la colonia El Porvenir, su hijo estaba enfermo de gripe, lo llevó al médico y esperaba que pronto mejorara; me comentó en donde trabajaba y, aunque no ganaba mucho, le servía de apoyo para poder tener una mejor vida ya que también su esposo trabaja y así juntan sus salarios.

Me dijo sentirse triste que nadie le hubiera dejado el asiento a pesar que hay lugares especiales para discapacitados, personas de la tercera edad y mujeres ya sea embarazadas o con niños en brazos, asientos que ya estaban ocupados pero quienes los ocupaban se hicieron los disimulados para no levantarse.

Entre la plática recorrimos varias cuadras y llegamos al lugar en donde tenía que bajarme, me despedí de ella y de su bebé, deseándole que pronto se recuperara.

Al bajar del camión y ver como se alejaba pensé como es el mundo y como somos de diferentes las personas, pues mientas hay quienes no respetan los lugares designados para cierto tipo de ciudadanos, hay otros que no ceden el lugar a quienes lo necesitan y hay quienes son agradecidos o agradecidas y sin pensar mal ni tener malicia agradecen el detalle.

Mientras pensaba vi desparecer el camión en el horizonte.

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