EN PERSPECTIVA

GERARDO PALAFOX | Opinión | 14/02/2013

Del problema de la sinceridad…

La imaginación siempre supera a la realidad, cuantas veces viajamos con el pensamiento, cuantos sueños hacemos realidad y cuantas vidas vivimos ocultos entre la noche y entre cada despertar. Nada tan prolífico como nuestra mente, nada tan pobre como la falta de humildad, como el problema de la sinceridad.

Dicen que la verdad no duele pero incomoda, que es como una punzada al corazón, que la verdad es como una mula pateando sin cesar, que es como el verso que se repite, que no se deja jamás de leer.

La franqueza lastima y no es fácil de aceptar, la verdad no siempre es lo que se quiere escuchar, por eso mi estimado lector, si quieres seguir siendo el mejor de los amigos, la mejor de las parejas, muérdete la lengua y no digas a la gente no quiera escuchar, piénsate dos veces lo que clara y directamente dirás, pues de lo contrario corres el riesgo de que te tilden de necio, te traten de metiche, te vean como un mentiroso, como un bárbaro y bestial. Lo más importante de ser sincero es serlo con la persona directamente involucrada con la verdad y sus alcances.

Es mejor decir una verdad entre líneas que decirla de manera directa. Hay mentiras verdaderas y verdades mentirosas el punto es elegir la que menos duela; es honroso ser franco pero francamente hay veces que uno debe pensar si es más sano quedarse callado que enfrentar un problema con la gente que estimamos.

Es bien visto que un día del año se dedique socialmente a celebrar el amor y la amistad pero es más sano festejar cada mañana que tenemos amigos y que podemos amar.