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NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 07/10/2012

PRI, RENOVACIÓN IMPOSTERGABLE

Ayer, ante cientos de priistas, el dirigente nacional del tricolor centró su discurso en la necesaria renovación de ese partido, palabras que, hay que decirlo, para muchos escépticos sonaron solo a eso a discurso, pero al mismo tiempo, para otros a la posición del primer priista del país, la que diera a conocer a las tres semanas del proceso electoral del domingo 1 de julio.

Aquella vez, tras ganar la presidencia de la República, después de dos sexenios de ser oposición, liderazgos nacionales del PRI “coincidieron” con él, al considerar necesaria la reforma interna a fin de adecuar este organismo político a la nueva realidad del país. Aquella vez -consultados por El Universal- subrayaron que era el momento de actualizar al tricolor, incluso en sus normas internas, para enfrentar la nueva realidad que vivirá al volver a encabezar el gobierno nacional.

Jesús Murillo Karam, coordinador jurídico de Peña Nieto, subrayó que el PRI es un partido que ha evolucionado pero que ahora es necesario “meter mano” en los estatutos y documentos para ser ejemplo, lo que significa el respeto fundamental a los derechos ciudadanos, a los derechos humanos, a las leyes, la recreación del Estado de Derecho. Para ello es fundamental también ir pensando en una ley de partidos políticos que haga de ellos lo que la Constitución dice que deben ser, intermedios entre sociedad y Estado, es decir, que sean el mejor vehículo para que los ciudadanos puedan llegar al poder”.

Para los analistas Alfonso Zárate y Jorge Chabat, el tricolor mantendrá viva su cultura política donde el próximo presidente de la República será factor importante en el rumbo y decisiones que tome este organismo político con gobernadores y con el Congreso de la Unión.

Enrique Peña Nieto, consideró que su “Partido tiene que renovarse, actualizarse y reformarse para la vida política institucional de los tiempos modernos y de los tiempos democráticos”.

Para Zárate, el PRI no se transformó en los 12 años de ser oposición, salvo que su jefe real dejó de ser -durante este periodo- el presidente y tuvo que construir condiciones para manejarse sin el Ejecutivo. Las dudas tendrán que ver con qué tipo de relación debe tener el presidente con los gobernadores, con el Congreso, mi impresión es que estarán sometidos a lo que les marque, como antes. Será muy difícil cambiar más de 80 años, ojalá haya un intento serio.

A pregunta de El Universal en aquella fecha, Enrique Peña Nieto, fijó cuál sería su rol en el PRI: “Mi participación personal será, primero, en mi carácter de presidente; tendré respeto por la institución presidencial y gobernaré para todos.

Pero eso no priva, dijo, ni conculca mi derecho a mantener mi militancia y actividad dentro de mi partido, el que espero permita reformas”.

Jorge Chabat: Vemos que en el caso de la candidatura sí lograron disciplinarlos. Eso quiere decir que Peña logró crear consensos internos, imponerse, y es probable que se mantenga. El PRI que llega con Peña Nieto es, hasta ahora, que lo que va desde su nominación, ha demostrado ser más disciplinado.

Lo que sí es claro y eso lo sentenció ayer Pedro Joaquín Coldwell, es que el PRI (como el resto de partidos), al exterior tiene que acostumbrarse a una sociedad y a instituciones políticas nuevas que no existían y que han permitido avances en rendición de cuentas, transparencia y equilibrios políticos y partidistas y, al interior, propiciar la renovación de cuadros, formar e impulsar verdaderos liderazgos, romper inercias, desarraigar actos de simulación y empezar a trabajar en su democracia interna, ello, si es que se quiere evitar que la gente nos dé la espalda de seguir empecinados en prácticas de un pasado que ya no es.