LECTURAS

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 15/07/2012

MÉXICO YA CAMBIÓ

El Proceso. Más justos no podían haber sido los resultados de la pasada contienda electoral, por cierto la más concurrida desde que voto, hace ya casi tres décadas, misma en la que salvo algunas excepciones, lo que tuvimos después del domingo 1 de julio fueron mensajes directos, verdaderas bofetadas contra quienes tomaron las malas decisiones y el castigo implacablemente certero a la incongruencia, soberbia, ineficacia, oportunismo, irresponsabilidad, abuso, improvisación y al desaire de varios que aparecieron en las boletas, producto de componendas, compromisos personales y chantajes, entre otras gracias.

Los perdedores. En varios casos lo bueno de esto es que ya no más para esos, ya se les acabó y no les quedará más que sepultar sus ambiciones, entiéndanlo, ya no más a quienes fueron sancionados con el desprecio social que solo vino a ratificar el repudio callado que concitan con sus desempeños en lo público y en lo privado, espacios a los que por razones varias han accedido sin ganar, sin merecer, sin honrar y, lo peor, sin cumplir, atenidos solo a su cercanía con el poder, lo que traducen como la circunstancia a favor para aprovecharse, endiosados en una aceptación que solo se les daba por su eventual posición.

Los malos perdedores. Una calamidad la chillata que se traen varios de los que nomás no la hicieron, que perdieron y algunos hasta consecutivamente, por lo que no tienen justificación ¡Ya! ¡Por favor! Un poquito de humildad señores, entiendan que por la razón que sea la gente no los quiere, no los quiso, acepten eso, déjense de ridiculeces y ya basta del vergonzante recurso del fraude, de la compra de votos, de la bla, bla, bla, como si ustedes no lo hubieran hecho, siempre se hace, todos lo hacen, una pifia de nuestro sistema electoral en el que gana no el mejor sino el que más trampas hace, eso ya lo sabían antes de meterse, no pequen de ingenuos; el hecho es que perdieron y ya, respétense y respeten.

Los ganadores. Hay casos ejemplares de quienes esta vez ganaron sin ganar, sí, llegarán no obstante su agrio y nulo perfil, su mediocre carrera, su patético desempeño, su pobre condición y ruina personal, lo lograron por varias razones, entre ellas, dicho sea, no por su linda cara, capacidad intelectual, visión política, ni mucho menos por su historia de vida, trayectoria partidista, capacidad de respuesta, resultados, actitud asertiva, compromiso o liderazgo social, pero sí, y en mucho, gracias a la inercia que generaron sus presidenciables, a las guerras intestinas de sus adversarios y al voto de rechazo de las otras propuestas. Así es de que no nos engañemos, más nos vale, como más vale que cumplan y que lo hagan bien, de otra manera hasta ahí quedarán.

La víspera. Queda más que claro que con esta elección, más que con ninguna otra, quienes ganaron, desde arriba hasta abajo, están obligados a cumplir, a devengar cabalmente los altos salarios y dietas que les dimos con nuestros votos en las urnas, que no se confundan, pues la sociedad ya no se los permitirá.

Es evidente que ahora fue solo un sector de jóvenes los que de fondo se manifestaron contra lo que el resto de los mexicanos ya no queremos y ya no aceptaremos, basta de simulaciones, de corruptelas, de tráfico de influencias, de negociar arreglos para grupos, intereses personales a espaldas y contra el pueblo; la gente ya no lo permitirá, no más lucro ni más prebendas al amparo del poder. Es el ahora o el nunca de los partidos, de los políticos y sus grupos, esta vez todos se obligan a honrar el cargo, desde regidurías hasta la Presidencia y actuar con transparencia, honestidad, pulcritud, resultados positivos y tangibles, no con demagogia no con mentiras. México ya cambió.