CULTURALIA

Administrador Colimapm | Opinión | 23/03/2012

EL MANTO PURPURA

A raíz de que la Cámara de Diputados aprobara el 15 de diciembre la iniciativa de reforma del artículo 24 de la Constitución Mexicana, referente a la libertad de religión, muchas opiniones sobre las consecuencias de dicha modificación son antagónicas pues de fondo, explican dicho cambio obedece a exigencias de la jerarquía católica, la que enarbolando una sesgada interpretación de la libertad religiosa, busca retraer para su beneficio privilegios ya superados, como la libre instrucción religiosa en las escuelas públicas; su participación abierta en política electoral; instalación de capellanías en el Ejército y la Marina; subsidio estatal para sueldos de los curas y gastos de operación, además de la propiedad y control de medios de comunicación electrónicos, entre otros.

Postura fundada que comparten numerosos actores sociales (entre intelectuales, funcionarios públicos y académicos), pues sostienen que la reforma vulnera el Estado laico y, en consecuencia, afecta libertades de los mexicanos, mientras que sus defensores afirman que con dicha iniciativa se produce una ampliación de libertades, y se mantiene incólume el Estado laico. Lo que a todas luces es mentira, una mascarada.

De fondo se trata de ampliar sus redes de manipulación de la noción de libertad religiosa para sustentar privilegios. En efecto, tras insertar la libertad de religión en el texto del artículo 24 constitucional, se oferta un concepto distorsionado y tendencioso de ella, para emplearla como fundamento para satisfacer sus exigencias como grupo de poder. El problema radica, pues, en que se abandona la comprensión de la libertad religiosa como derecho humano, y se reemplaza por una concepción sesgada, ajena a los principios del Estado laico; cuando esto sucede, la libertad religiosa, sabemos, se convierte en bandera para el reclamo de privilegios, en demérito del actual régimen de libertades de que gozamos.

Dicho trasfondo se consigna expresamente en el propio “Decreto de reforma y adiciones al artículo 24 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos” sup. 4 emitido por la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, y signado por los miembros del PAN y PRI (contenido en la Gaceta Parlamentaria, de fecha 15 de diciembre de 2011), en el que se confiesan los verdaderos propósitos:

Es suficientemente clara la estrategia: utilizar “por el momento” la reforma del artículo 24 constitucional como punta de lanza para culminar con la cancelación del Estado laico. La Comisión de Puntos Constitucionales nos anticipa que a partir del concepto de libertad religiosa, “se requerirá” la revisión de los artículos 3°., 5°., 27 y 130 de la Constitución, lo que implicará el desmantelamiento del Estado laico. La cancelación del Estado laico jamás supondrá ampliación de libertades; por el contrario, toda agresión al mismo afecta los derechos humanos.

En conclusión, la opinión que afirma que la reforma del artículo 24 constitucional es una ampliación de libertades, resulta desvirtuada por el propio Decreto mencionado. Ante este abuso del poder, a los ciudadanos libres solo nos queda refrendar la exigencia de que se eleve a rango constitucional la laicidad estatal, ya que la libertad religiosa sólo es posible en el marco de un Estado laico. Asimismo, rechazar que se utilice la “libertad religiosa” para justificar privilegios. No nos dejemos engañar, nos estamos jugando las libertades de los nuestros. Esta columna, además de www.colimapm.com, también la publican: www.afmedios.com, www.colimanoticias.com, www.ecosdelacosta.com.mx, www.editorialsenda.com, www.elbuenvecino.com.mx, www.eleccionescolima.com y www.quadratin.com.