LECTURAS

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 10/03/2012

EL PRI A FUTURO

El Revolucionario Institucional, como se puntualizó el domingo 4 de marzo en la celebración de su aniversario, tiene el enorme reto de demostrar en los próximos meses su capacidad de renovación y unidad en torno a un proyecto de Nación viable que no solo lo encamine a Los Pinos, sino que tenga la capacidad de replantearse y reorientar los destinos de este País que se nos está desquebrajando, obra y gracia no solo de los pésimos e inútiles gobiernos panistas, sino también y en mucho por las malas decisiones y erráticas políticas del pasado, que aunque a algunos se les complique también lo incluye.

Y es que la gran tarea del presidente emergente de dicho partido, Pedro Joaquín Coldwell, a quien se agradece que no se asuma como el dueño en turno de la franquicia, se puede explicar en dos rubros: Buscar la unidad entre los millones de correligionarios y fuerzas políticas que lo conforman y, con la Presidencia en la mira, ganar además los procesos electorales en puerta y, a partir de ahí, establecer las condiciones elementales que desde su estamento le permitan a este País darse un respiro y con ello esperanzarse en una realidad que hasta hoy le ha sido negada y que cada vez más nos postra como Nación ante el Mundo.

A esto hay que agregar cómo está la baraja electoral de este organismo político para el 2012, donde sobre los principales adversarios internos que tenía Peña Nieto, como en su momento lo fueron los otrora poderosos gobernadores Natividad González Parás, Fidel Herrera, Eduardo Bours Castelo y Eugenio Hernández de los estados de a Nuevo León, Veracruz, Sonora y Tamaulipas respectivamente a los que como cuadros ha logrado sumar el “joven valor” mexiquense de la mano de los líderes legislativos Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, entre otros.

Grupo de visibles priistas en los también despuntaba la propia Paredes Rangel, ahora candidata con todo en contra se prepara para recuperar la ciudad de México y a la que hay que reconocerle al menos que congruente declaró que no utilizaba el culto personal en el PRI con miras en ser la abanderada de su partido a la presidencia de la República, tal como sí lo hiciera el tristemente célebre Roberto Madrazo, con los saldos que ya se conocen.

Todos sabemos de los bandazos políticos que a lo largo de su historia el PRI ha representado en apego a los dictados que “convenientemente” le impuso el en turno “Primer Priista”. De ser un partido emanado del nacionalismo revolucionario a ser un partido de corte neoliberal durante los sexenios de De la Madrid, Salinas y Zedillo. Nos queda claro que el Revolucionario Institucional ha dejado de ser un partido de Estado y se encuentra en la etapa de competencia y competitividad electoral, desgraciadamente el descrédito que le trajo Madrazo y el castigo electoral que la ciudadanía le ha impuesto y que siguen capitalizando sus adversarios, continua vigente.

Frente a estos escenarios cabría preguntarse ¿Se encuentra el PRI liberado de sus hipotecas pasadas, y establecido sus compromisos futuros? ¿Estará este partido en condiciones para retomar el camino hacia la victoria electoral y reposicionarse en el ánimo esperanzado de la gente? Ante estas circunstancias vale cuestionar si al margen de rentabilidades casuales ¿El PRI tendrá la capacidad de replantearse ideológicamente para ser, sin el “Partido de un solo hombre”, lo que muchos de sus militantes le demandan, un organismo público autónomo, incluyente, plural, transparente, democrático y vanguardista? Esperemos, es su gran oportunidad y probablemente la última.

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